18 de junio, 2011
La gente comenta, por doquier, la muerte y descuartizamiento de dos policías de “élite”, escoltas del gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina.
En Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y San Luis, ese suceso es, desde el día 16 de junio del 2011, uno de los temas principales en las mesa de los restaurantes, cafés, bares y en las tertulias de las oficinas públicas y privadas.
“Ya agarraron al responsable”. Que bueno, pero…
Con tanto crimen (con más de 40 mil homicidios ocurridos en México desde que el Presidente FELIPE CALDERÓN activó la guerra contra el crimen organizado), hemos perdido total capacidad de asombro.
Las bandas “pozolean” a sus rivales, es decir, echan sus cuerpos en tambores de 200 que están llenos de ácido, o los descuartizan.
Otros los entierran en fosa que cavan en el campo. “Cementerios clandestinos” –los llama apropiadamente, la sociedad.
Los daños colaterales han sido enormes… en todos los sentidos: Comercial, agrícola, industrial, social.
A mediados de los años sesentas, Matamoros, Tamaulipas, era una ciudad pequeña, situada en la esquina superior noreste de la República Mexicana. Apenas y si rebasaba los 140 mil habitantes.
Cuando en 1962 el mundo se sacudió con la muerte del presidente JHON F. KENNEDY aquel 23 de noviembre, el estupor de los matamorenses y de los mexicanos que vivían en las ciudades fronterizas con Estados Unidos, fue, primero con la noticia del magnicidio, luego, cuando cerraron los puentes internacionales.
Por espacio de varias horas nadie cruzaba de Estados Unidos a México, ni viceversa.
Apenas con 12 años y estudiando primero de secundaria, era algo muy ajeno a mis principales preocupaciones que eran, estudiar, jugar y convivir con los amiguitos.
1964 trajo para nosotros la música de THE BEATTLES, el cuarteto más famoso de
Liverpool, puerto situado en el noroeste de Inglaterra, a orillas del río Mersey, junto a su desembocadura en el mar de Irlanda
ENRIQUE GUZMÁN, ANGÉLICA MARÍA, ALBERTO VAZQUEZ, CÉSAR COSTA, MANOLO MUÑOZ, OSCAR MADRIGAL eran para nosotros “Los ídolos de la juventud”.
La euforia juvenil era mucha.
Ir al cine a ver sus películas nos costaba 5 pesos la entrada.
Y si se nos hacía noche, caminábamos por toda la calle sexta, hacia el sur y hasta la placita Benito Juárez sin que nadie, nadie, nos molestara.
En 1965 nos graduamos de la primera generación de Secundaria Técnica en la Secundaria Tamaulipas, del profesor DOMINGO REYNA y la maestra LUPITA.
La ceremonia, con vals y toda la cosa, fue en la terraza de lo que hoy es el Casino Matamorense, de calle Sexta y Morelos.
…y aquella tranquilidad.
Ir los domingos por la tarde-noche al merendero LOS ARCOS, era un agasajo…
Las calles en la mayor parte de las colonias no estaban pavimentadas.
En tiempo de lluvias los lodazales eran el principal obstáculo para que no circularan los pocos vehículos que había.
Tener un auto en aquellos años era… casi, casi un lujo.
En la mayor parte de las casas de mis amigos no había aparatos de aire acondicionado.
Si acaso un abanico.
El refrigerador para guardar la carne estaba en la carnicería. El hielo para tener los refrescos helados estaba en la tienda “de la esquina”.
Todavía en esos años llegaba el famoso lechero repartiendo litros de “leche bautizada” llamada así porque, decía, que para hacerla rendir le echaban agua.
Cuando se hervía la leche aquella llamada “bronca”, producía una nata que al comerla con tortilla de masa en forma de taco y con una brizna de sal, sabía riquísima.
Algo, para nuestro paladar, sencillamente exquisito.
No había entonces mayores sobresaltos causados por enfrentamientos a balazos.
“De oídas” sabíamos que la familia DELFIERRO tenía problemas con varias familias de Matamoros y Valle Hermoso, por la posesión de tierras.
Pero ni para cuando alcanzáramos a comprender la dimensión de esos desacuerdos.
En Matamoros hubo un individuo famoso por aquellos tiempos, principios de los sesentas: HILARIO TREVIÑO “El hombre del cuchillo”.
Aunque por esos años “El hombre del cuchillo” estaba en prisión, nos asustaban diciéndonos: “Si andan de noche, les va a salir el hombre del cuchillo y ¡Zas! Ya verán”.
Por un tiempo, no salíamos de noche.
Años más tarde el “hombre del cuchillo” murió asesinado en la penitenciaría de ciudad Victoria, Tamaulipas.
Gobernaba el estado el licenciado PRAXEDIS BALBOA cuando la sociedad del norte de Tamaulipas fue zarandeada cuando aparecieron, en un rancho, ubicado en los linderos de los municipios de Matamoros y Valle Hermoso, entre unos matorrales, los cadáveres de dos hombres: Uno de apellido LUNA, otro GONGORA.
La prensa consignó que uno de ellos había sido mutilado de sus genitales.
Al enterarse de esto, la gente se santiguaba.
Expresiones de: “¡Qué barbaridad!” “¡El que lo hizo no tiene temor a Dios!” “¡Esos criminales no tienen perdón de Dios!” “¡Dios nos coja confesados!”, eran las que más decía la gente.
Algún tiempo después, una noche de verano, mediados de los sesentas, DANIEL DEL FIERRO, de la famosa “Dinastía de la muerte”, fue herido a balazos “frente a la (agencia) Ford”, por la calle Sexta y Pedro Coronado.
“Fue Murillo”- rumoraban… sin mayor sustento. Solo porque DANIEL DEL FIERRO y un joven de apellido MURILLO habían tenido diferencias.
DANIEL DEL FIERRO yacía herido con una pistola en la mano derecha.
La gente se arremolinaba en torno a él cuando este movió el brazo y, horrorizada, la gente corrió a la acera de enfrente, donde estaba la panadería Lucero.
Al lugar donde se hallaba DANIEL DEL FIERRO, llegó su tía, DOÑA AMPARO DEL FIERRO y sin el menor temor le quitó la pistola de la mano y pidió a una ambulancia que se llevaran a curar a su sobrino.
Pasaron unas semanas y una noche, cuando el joven Murillo, conocido como El Colorado, revisaba una llanta trasera de un camión de su propiedad, estacionado en la calle Sexta y Camilo Manso, fue acribillado a balazos.
“¡Espérate!” “¡Espérate!” “¡Espérate!” –fue todo lo que dijo y cayó.
Especularon por doquier que el autor de los balazos en contra del joven Murillo había sido un sujeto al que le apodaban EL POLLO.
Otros más picudos, pero pidiendo anonimato, decían que había sido DANIEL DEL FIERRO.
Finalmente, la autoridad agarró a EL POLLO.
En 1969, unos individuos disfrazados de agentes del Resguardo Aduanal, montaron un retén en la brecha “Las Yescas”, que comunica Valle Hermoso con la carretera Matamoros-Ciudad Victoria.
Hicieron la señal de alto a una camioneta.
En la caja de esa camioneta viajaba DANIEL DEL FIERRO y uno de sus hermanos.
Al volante iba un sobrino de DANIEL.
AARÓN DEL FIERRO, el chofer, sobrino de DANIEL, frena, pero al reconocer que eran pistoleros disfrazados de aduanales, piso el acelerador hasta el fondo.
El impulso de la camioneta hacia adelante provoca que DANIEL pierda el equilibrio y caiga a la brecha.
Allí, con escopetas .12, “recortadas”, lo asesinan.
Según las investigaciones policiacas, entre los homicidas estaba un sujeto llamado GUMARO LÓPEZ.
Y fue aprehendido.
Y pasó un tiempo en prisión.
Finalmente murió… de muerte natural.
Así lo consignó EL GRAFICO, de J. GUADALUPE DIAZ JR.
Fuera de esos trastornos, en Matamoros, Río Bravo, Valle Hermoso y la región había relativa calma.
En tiempo de calor, en el verano, la gente todavía dormía en sus casas con las ventanas abiertas de par en par.
A las ventanas no se les colocaba, ni tela mosquitera.
Las puertas y ventanas tampoco tenían rejas.
Era costumbre que las señoras se quedaran platicando, en “las mecedoras” hasta “entrada la noche” y, aunque en la televisión había canales “americanos”, la gente escuchaba más, la radio.
Los comentarios, el “chisme gordo” era en torno a las radio novelas que protagonizaban, “la primera actriz”, DOÑA PRUDENCIA GRIFFEL (“¡Esta pobre vieja!”) y “el primer actor”, GUILLERMO PORTILLO ACOSTA, la voz varonil.
Por esos años se desplomó el precio internacional del algodón y en la región noreste de Tamaulipas, esa fibra utilizada para hacer telas suaves y permeables… se dejó de sembrar.
Las despepitadoras comenzaron a cerrar igual que los molinos de aceite.
Entonces…
Campesinos y pequeños propietarios optaron por sembrar sorgo y maíz.
En 1969, MANUEL A. RAVIZE ascendió al poder estatal.
Un año después, en el censo de 1970, Matamoros aparece con 186 mil, 146 habitantes.
Matamoros comenzó a experimentar el boom del crecimiento sostenido por el arribo de las maquiladoras.
En ese tiempo, el calificativo de “crimen organizado”… ni se usaba.
La gente caminaba todavía por las noches tranquilamente y si alguien molestaba, se llamaba a la policía.
En el verano, los que iban a Monterrey, Nuevo León o ciudad Victoria, Tamaulipas, decían:
“Yo prefiero viajar de noche por carretera porque de día hace mucho calor”-
Nadie los molestaba salvo… la Policía Federal de Caminos.
Pero los policías Federales de Caminos “los mordían” con 50, 100 o 200 pesos, dependiendo de la infracción.
No les quitaban sus vehículos...
En Matamoros, empezando los años setentas, floreció LA ZONA ROSA.
Eran famosos los centros nocturnos por su música, por su ambiente, por la seguridad que había.
Escuchar mariachis en LA CASITA era el atractivo para turistas, norteamericanos y mexicanos.
Ir al GOLDEN HOUSE era, para los jóvenes, compromiso obligado los fines de semana.
“Dale a tu cuerpo alegría Macarena…”
El tristemente célebre bandido de la época, CASIMIRO ESPINOZA CAMPOS “El Cacho” no andaba causando disturbios.
Casi nadie se paraba con sus vehículos “en doble fila”.
Ir a la playa era de las diversiones más seguras y más divertidas.
En 1978 los disturbios que se dieron y que trajeron como consecuencia la quema del palacio municipal y varios comercios, fue por la negativa del alcalde ANTONIO CAVAZOS GARZA de suspender en sus funciones al inspector de policía, EMILIANO DEL TORO FARIAS.
Estudiantes, maestros y pueblo en general pedían la destitución del funcionario pues un jenízaro había dado muerte a un adolescente de 15 años (Salvador Barrios Barba) estudiante de una secundaria de la colonia Mariano Matamoros.
El 26 de junio de ese año, la plaza Miguel Hidalgo estaba llena de gente cuando CAVAZOS GARZA, desde el kiosco, a donde fue llevado casi en vilo, grito: “¡La destitución de EMILIANO, que me lo pida el pueblo!”.
La muchedumbre, comenzó a lanzarle piedras.
El alcalde CAVAZOS GARZA y sus colaboradores se salvaron al escapar por un café (café Emir, ubicado en el costado norte de la plaza Hidalgo) y lograr subir por una escalera a los edificios.
Se escondieron en el despacho del licenciado Sergio Cedillo.
“¡Van a salir por el PRI!” –gritó la multitud y allá fueron, donde el comité Municipal del PRI tenía sus oficinas, a un costado del Teatro de la Reforma.
La turba lapidó el inmueble.
Regresaron a la plaza e hicieron lo mismo con el Palacio Municipal.
Quemó negocios e incendió, en el edificio de la cárcel (21 y González) los juzgados y agencias del ministerio público en la Cárcel Municipal.
“Esa mala sombra, a Matamoros, no se le quita…ni con cal”- pensé.
Esos hechos dieron para comentar… muchas semanas. Meses incluso.
El censo poblacional de 1980 (INEGI) establece que en Matamoros, la población era de 238,840 habitantes.
En ese año, JORGE CÁRDENAS GONZÁLEZ renuncia al PRI y, una coalición de partidos, lo hace candidato a la Presidencia Municipal.
La contienda es contra el priísta FRANCISCO COVARRUBIAS.
El Doctor EMILIO MARTINEZ MANAUTOU busca la gubernatura de la entidad enarbolando la bandera priísta.
Una ciudad llena de baches y un pueblo irritado ante la falta de obras de interés colectivo dan como resultado un arrollador triunfo electoral para JORGE CARDENAS GONZALEZ.
A JORGE se le quiso escamotear el triunfo electoral, pero… los votos a su favor, eran miles y miles.
No había ni que discutir.
MARTINEZ MANAUTOU gana la gubernatura y el PRI, finalmente, reconoce el triunfo de CÁRDENAS GONZALEZ en Matamoros.
Corría el año de 1981.
En Matamoros, Tamaulipas, empiezan a ocurrir homicidios resultado de enfrentamientos entre pistoleros.
El robo de autos va en ascenso.
Del tráfico de enervantes, la Policía Judicial Federal… nada dice.
El gobierno federal ataja la intención del gobierno estatal y municipal de actuar contra quienes cometen ese tipo de delitos.
“Es parcela federal. Eso corresponde al Gobierno Federal”-dicen los Agentes del Ministerio Público Federal.
JORGE pide al inspector de policía, el capitán ALVARO CERÓN ALVAREZ, que cite a la presidencia municipal al bandido de moda: CASIMIRO “El Cacho” ESPINOZA CAMPOS.
Y ESPINOZA CAMPOS, individuo de estatura regular (1.76), blanco, cara aniñada, cabello castaño con un mechón blanco en la frente producto de un batazo que sufrió de niño) la Dirección Federal de Seguridad que, dijeron, eran sus amigos.
Cuando JORGE estuvo frente al CACHO, en su despacho atrás de la oficina principal del alcalde, le dijo: “Cacho ¡Ya no soporto que estén robando tantos autos, ni que haya tantas muertes!”-
-“Señor…. Yo le prometo que eso acabará”.
En eso interrumpe el jefe de la policía, capitán ALVARO CERÓN ALVAREZ y le dice:
“Hace usted muy mal con estar armado frente al Presidente Municipal”·.
-“Tiene razón, capitán”- dice el CACHO, que desenfunda la pistola 9 milímetros y se la entrega a CERÓN.
“Le prometo, señor- dice el CACHO a JORGE CÁRDENAS- que no habrá más muertos… de nuestra parte. Ni robo de autos”.
Terminada la entrevista, CERÓN ALVAREZ le regresa la pistola a CASIMIRO ESPINOZA CAMPOS “El Cacho” y este se despide del alcalde, CÁRDENAS GONZÁLEZ.
En efecto…
Los robos de autos descendieron considerablemente y muertes violentas no hubo durante mucho tiempo.
Lo más notable de aquello era que las inversiones seguían llegando, creando fuentes de empleo.
Después de MERCAMEX, una tienda de autoservicio que crearon empresarios matamorenses (CARLOS ALMANZA, ELIAS PEREZ, SERVANDO HERNÀNDEZ CAMACHO, VICTOR MANUEL SALINAS entre otros) empezaron a llegar supermercados con firmas “nacionales”.
En 1982 se comenzó a construir PLAZA FIESTA, en la sexta sur, a un lado del canal El Solísimo.
JORGE CÁRDENAS empezó a ampliar la carretera a ciudad Victoria hasta el kilómetro 5.
En ese trienio “Del Cambio” se creó la EXPOFIESTA.
Matamoros está tranquilo.
Pero…
El volcán está apagado… pero por dentro tiene fuego.
En 1984 un comando armado ataca la clínica Raya, donde yacía herido CASIMIRO ESPINOZA CAMPOS “El Cacho”.
Muere gente inocente.
El 17 de mayo de ese año, EL CACHO muere cuando lo trasladan en una avioneta privada, a Monterrey.
Luego… otro período de tranquilidad.
El 17 de septiembre de 1985 un terremoto sacude la ciudad de México causando muchas muertes.
Escapan de morir varios estudiantes de la Universidad de Matamoros y varios políticos. Entre ellos, el ex tesorero municipal en la administración “Del Cambio”, RUBEN RUBIANO REYNA.
En abril de 1989 Matamoros vuelve a la escena mundial cuando los narcosatánicos secuestran y dan muerte al estudiante norteamericano (de los llamados springbreakers) MARK KILROY.
Y a Matamoros se le arrojaron lodo.
En Estados Unidos piden a sus compatriotas que “no vayan a esa ciudad”.
Finalmente, los principales miembros de los narcosatánicos son muertos y otros son aprehendidos y puestos a buen recaudo.
En 1990 Matamoros tiene ya, según el INEGI, 303,293.
La mancha delictiva, “el mapa delincuencial” –dicen los académicos- comienza a extenderse poco a poco.
10 años de zozobra creciente.
El 2000 los censos dicen que en el municipio de Matamoros viven 416,428 personas y hay ya tres puentes internacionales.
Uno más entra en construcción.
La marea violenta empieza a presentarse más continuamente en todo el país.
La tranquilidad se pierde.
La capacidad de asombro… también.
Para estas fechas… hay turbulencia. LA VIDA YA NOS CAMBIO.
A la fecha, Matamoros tiene casi un millón de habitantes aunque el CENSO del año 2010 del INEGI, no lo reconozca.
La vorágine de sucesos que alteran, causan insomnio.
La gente ya no duerme con las ventanas abiertas de par en par.
Las familias procuran no salir de noche.
Estamos aprendiendo a vivir así… a la defensiva. Cuidando a nuestros hijos y cuidándonos de todo y de todos.
Finalmente… SOLO QUEREMOS VIVIR
¿Qué cómo empecé este artículo?
Ah… si.
La gente comenta, por doquier, la muerte y descuartizamiento de dos policías de “élite”, escoltas del gobernador Rodrigo Medina.
En Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y San Luis, ese suceso es, desde el día 16 de junio del 2011, uno de los temas principales en las mesa de los restaurantes, cafés, bares y en las tertulias de las oficinas públicas y privadas.
“Ya agarraron al responsable”. Que bueno, pero…
Con tanto crimen (con más de 40 mil homicidios ocurridos en México desde que el Presidente FELIPE CALDERÓN activó la guerra contra el crimen organizado), hemos perdido total capacidad de asombro.