11 de julio, 2010
Iniciamos la semana con gobernador electo. El proceso electoral, tras su declaración de validez, ha concluido. Un millón 101 mil 698 tamaulipecos fuimos a votar. Solo el 44 por ciento. Es una pena tal cifra. Menos del 50 por ciento. Y esta de mas decir que durante la semana que termino, escuchamos decenas de veces el comentario de “para que votar, si ya se sabia quien iba a ganar”. Nada mas falso. La jornada del 4 de julio, sirvió también para demostrar que cuando la sociedad que generalmente se queja y no vota, sale a votar, las cosas pueden cambiar. No fue el caso de Tamaulipas, pero se vio en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, estados en los que gobernaba el priismo. En tales tres entidades, destronar al PRI, era algo prácticamente imposible e impensable. Y sin embargo, se pudo. Lo logro la polémica y “contranatural” alianza PAN-PRD, aunque en realidad quien lo hizo fue la sociedad misma. Curiosamente, en los dos estados en los que con mayor facilidad el PRI borro del mapa a la oposición, Chihuahua y Tamaulipas, fueron las dos entidades en donde se dio el más alto índice de abstencionismo. Esto deja en claro que no hay “estado eminentemente priista”, como se le considera a Tamaulipas, sino mas bien, entidades federativas en donde la sociedad participa poco, no se entusiasma y en donde por ende, campea el abstencionismo. Ese es nuestro caso. Sea bienvenido Egidio Torre como gobernador electo. Y es que en medio de la tragedia que envolvió su designación y posterior triunfo, no queda mas que reconocer su valentía, y sobre todo, su amor por su hermano asesinado. “Después del duelo que permanece en nuestros corazones, estamos llamados a trabajar para construir el Tamaulipas que todos queremos, lo vamos a hacer para honrar la memoria de Rodolfo Torre, lo vamos a hacer dando nuestro mayor esfuerzo y mas por Tamaulipas y México…” El triunfo electoral de Egidio Torre, es inobjetable y contundente. La mayor votación a favor en la historia para un candidato priista a la gubernatura. Mas votos que Yarrington, mas que Hernández Flores. Pero esto pudo ser mayormente avalado y reconocido si más tamaulipecos hubieran hecho a un lado su apatía. Quienes votaron, aun quienes no lo hicieron por Torre, serán quienes tengan mayor derecho a cuestionar y criticar. Los que se abstuvieron, no deberían siquiera decir algo.