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Raúl HERNANDEZ

30 de agosto, 2010

Luego de que en el 2009  el  gobierno federal y los diputados nos hicieron sufrir al autorizar una serie de  nuevos impuestos, y el incremento de otros,  ahora el PRI ha anunciado que para el período legislativo que arranca el uno de septiembre,  buscará la reducción del IVA para que regrese a los niveles que estaba el año pasado. Es decir, que regrese a un 10 por ciento en la franja fronteriza y a un 15 en el resto del país. Por supuesto, el gobierno no solo se va a oponer, sino que seguramente pedirá nuevos  impuestos, porque no tiene llenadero y nunca le va a parecer suficiente lo que recauda.

La bancada priísta argumenta que  el aumento del IVA, y los otros impuestos, sirvieron para que engordaran las alforjas del gobierno, pero ese dinero en vez de invertirse en obras de desarrollo que generarán nuevos empleos se fueron a un fondo de ahorro. El dinero esta ahorrado, cuando debiera  utilizarse para  crear desarrollo.

Cuando estalló la crisis el gobierno dijo que era necesario un incremento de impuestos para salir adelante y a cambio se ofreció a invertir más de 570 mil millones de pesos para  generar obras de infraestructura para apuntalar el desarrollo, incluyendo una refinería en Hidalgo.

La ciudadanía se sacrificó,  a regañadientes y obligado. Todos  fuimos afectados, ricos y pobres,  grandes y pequeñas empresas,  los asalariados. Nadie se escapo y  los efectos de  las medidas  contra la crisis, se resintieron en el gasto  familiar. Puesto que el dinero esta ahorrado,  a simple vista pareciera que ya no se justifica  continuar con la tasa del IVA en  un 16 y un 11 por ciento.

Ya es hora  de que la  recuperación de la economía se sienta no solo en los números de la macro-economía, sino en el bolsillo de los que menos  tienen. Juan pueblo no sabe de términos como el PIB, inflación, control de cambios,  balanza de pagos,  reservas internacionales etc. En cambio, si se da cuenta que cuando va al súper no puede comprarle a su familia todo lo que quisiera, porque el dinero no  alcanza.

En otro tema,  aunque  se ha mencionado que el agente aduanal Glafiro Salinas podría irse a la Contraloría Municipal, conviene mencionar que por ley los agentes aduanales no pueden ocupar un cargo público de designación, salvo que se separen del  negocio.

En estas circunstancias, ¿Valdrá la pena que Glafiro se desatienda de su negocio para estar en un puesto cuatro meses? La administración ya va de salida y no hay tiempo para innovaciones, ni para implementar programas que  permitan mejorar el trabajo hecho.

Las circunstancias cambian cuando un agente aduanal obtiene un cargo de elección, porque las mañanas, tardes y noches se las dedica a su negocio  y el tiempo que le queda libre es para atender  su  puesto de elección. Esto es bien fácil de comprobar. Si usted necesita   reunirse con uno de estos agentes aduanales que  tienen  puestos de elección,  debe  buscarlos, en primera, segunda y tercera instancia, en sus negocios. Como último recurso,  búsquelos en sus casas.

Ahora  que hay algunos que son muy listillos y por ejemplo, cuando Luis Edmundo González  Elizondo era síndico, en su oficina del Municipio tenía una  computadora  en línea permanente con su agencia aduanal.

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