Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
Héctor Garcés
Alberto Guerra Salazar
Angel Virgen Alvarado
José Inés Figueroa
Arnoldo García
Max Avila
19 de abril, 2020
Muy cierto es que fuera de la frontera, por ejemplo en la cuidad de México, no tienen ni la menor idea de lo que significa la carga social de los migrantes que están varados desde ya hace casi dos años en ciudades como Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa.
No saben, o no lo quieren saber, el riesgo que hoy corren no tan solo los miles de extranjeros que están en insalubres campamentos y albergues, sino que también los habitantes de las ciudades en donde están asentados.
Hoy, con una pandemia avanzando como una maligna mancha de humedad, las probabilidades de un contagio masivo entre ellos y que alcance rápidamente a otros sectores de la sociedad, son muy elevadas.
Pero tal parece que ni el Instituto Nacional de Migracion, ni la misma Secretaría de Gobernación se han percatado de esto, y a la fecha han ignorado los constantes llamados que se les ha hecho a través de distintas instancias tamaulipecas.
Viene a colación todo esto, porque ya él gobierno estatal tamaulipeco ha tenido que interponer una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que se le obligue al Gobierno federal a cumplir con la obligación de atender un tema que evidentemente es de su competencia.
En un acuerdo de hace un año, incluso la federación se comprometió a construir un albergue digno en las afueras de Tamaulipas. Eso se les olvido también.
Hoy el gobierno tamaulipeco está exigiendo que se cumpla con lo acordado y que libere al estado y a los municipios, e incluso a organizaciones civiles mexicanas y estadounidenses, de la obligación de atender a los migrantes. Es simplemente lo justo.
Hoy ellos son sumamente vulnerables, el hacinamiento en el que viven tanto en el campamento en el bordo del río Bravo en Matamoros , como en los distintos albergues en Reynosa y Nuevo Laredo, hacen que estén sumamente expuestos a un contagio.
De hecho ya hubo casos positivos en un refugio en Nuevo Laredo, y ello nos da una clara idea de el grave peligro que conlleva su permanencia en sitios no adecuados. Tan solo imaginemos un escenario de muchos contagios entre ellos, habría que atenderlos, y la atención a pacientes tamaulipecos, entonces se vería disminuida y afectada.
La población tamaulipeca corre riegos con la permanencia aquí de los migrantes extranjeros, es una gran verdad. Como también lo es, que hoy por hoy, dada la situación, está permitido ser egoístas y pensar que los hospitales y sus recursos, deberían estar primeramente para los nacidos en estas tierras.
J. Guadalupe Díaz Mtz.
Martha Isabel Alvarado
Jose Luis B Garza
Carlos López Arriaga
Clemente Castro