Lozoya, instrumento de venganza

Martín SIFUENTES

20 de julio, 2020

Este país ya no necesita de escándalos mediáticos, ni montajes, ni pleitos entre los distintos actores políticos. 

Este país necesita algo que parece que está muy lejos: unidad, transparencia, políticas claras, diálogo, conciliación y sobre todo, buena voluntad. 

La llegada a México, extraditado, de Emilio Lozoya, independientemente de la responsabilidad que tenga, todo indica que será utilizada como instrumento de presión, golpeteos y hasta de venganzas.

Ello no abona en nada a la aspiración de un país como el que muchos deseamos.

Las declaraciones y lo que pueda mostrar en video y audio el ex director de Pemex, son esperadas con morbo. Unos se frotan las manos de emoción, otros están más que angustiados.  

La gran incógnita es saber hasta dónde llegará, o hasta donde se permitirá que llegue , si esto será usado políticamente o se le dará un uso estrictamente jurídico. 

Saber los detalles de la extraña compra de una empresa, o de la labor que se hizo para comprar voluntades para la aprobación de una reforma, es sin duda una auténtica búsqueda de la verdad, pero hacer una justicia selectiva, hacer una lista de enemigos pasados y  actuales para ejecutarlos, no suena bien para un régimen que porta como bandera la honestidad y la lucha contra la mentira y la corrupción. 

A la gente de bien de este país le gustaría más una una guerra contra la deshonestidad de los políticos, sin distingos ni cortapisas. Con menos reflectores, menos mediática, pero más efectiva. 

¿Podrá ser posible esto, señor fiscal, señor presidente?