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PRI, ¿perdonar al verdugo?

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16 de February, 2020

El viernes anterior, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, secretaria de la Función Pública, denunció irregularidades administrativas durante el último año de gestión de Enrique Peña Nieto, por un monto de ¡544 mil millones de pesos!.

Lo anterior sucedió en su informe de fiscalización y el hecho no tuvo la relevancia que debiera, quizá debido a la celebración del “día del amor y la amistad”, o tal vez porque la opinión pública apenas digería la aprehensión de Emilio Lozoya Austin.

Lo cierto es que la funcionaria dio a conocer la primera noticia contante y sonante, sobre una de las tantas responsabilidades que le resultan al ex presidente, después de lo cual, es de esperar que sea llamado a aclarar y declarar, respecto del destino de tantísimo dinero propiedad de la nación.

En este sentido, el escribidor supone que mucho tuvo que ver el saqueo y la corrupción que, como costumbre, adoptaron los regímenes del neoliberalismo, sea los últimos 36 años, cuando menos.

Irma Eréndira, solo menciona lo sucedido en el último año de EPN, insisto; por lo tanto significa apenas “la puntita” de la podredumbre que caracterizó a la historia negra que condujo al desastre de la república.

Justo por los ejemplos conocidos, es que los mexicas exigimos que el terrible daño no quede impune. Y no lo tomemos como venganza, sino como elemental acto de justicia en un país de presunción democrática.

Asoma entonces en forma oficial, el primer fraude, desfalco u como se le quiera llamar, bajo el nombre genérico de Enrique Peña Nieto, con todas sus letras, que no permite confusión.

Y será muy difícil, por no decir imposible, que el virtualmente indiciado, justifique los 544 mil millones en cuestión, producto como le digo, del último año de su gestión.

Usted dirá que en lo personal pudo no disponer de dichos recursos, pero qué tal que fue quien autorizó lo que a su ambición y a la de sus colaboradores convenía.

Y ni modo que resulte inocente.

La secretaria de la Función Pública mencionó obras, proyectos y dependencias donde se detectaron puntos obscuros, como el tren México-Toluca, el aeropuerto Texcoco, “Estafa maestra”, PEMEX, construcción de carreteras, IMSS, secretaría de Economía, CONAGUA y diversos programas estatales, entre otras muchas irregularidades, que como dicen los que saben, “sería prolífico enumerar en este breve espacio”.

Todo esto no es asunto menor porque se trata de un señalamiento directo hacia un ex presidente de los que AMLO prometió “no perseguir”. Sin embargo las evidencias de corrupción aparecen tan claras que deberán ser materia de investigación por parte de la Fiscalía general.

Sea que con todo respeto, el presidente de México tendrá que hacerse a un lado y dejar que de manera pronta y expedita fluyan los expedientes culposos que podrían determinar, ora sí que, “sendas” órdenes de aprehensión.

Entonces estaríamos plenamente convencidos de que el combate a la corrupción es la estrategia fundamental para lograr el desarrollo del país. Usted dirá que son buenos síntomas la aprehensión de ex funcionarios, como el mentado Lozoya Austin, y pue-que tenga razón, pero no es suficiente cuando el nuevo proyecto de nación exige mucho más.

Exige, para decirlo pronto, que los meros “peces gordos” vayan a la cárcel, además de restituir lo que robaron. Ha de ser uno de los objetivos mayores, de otra forma podría tomarse como burla…y la verdad, los mexicas ya no estamos para engaños.

Quedamos en que EPN tiene que responder para empezar, por 544 mil millones de pesos gastados sin control y de manera tan dudosa, que despierta sospechas de corrupción.

Por cierto, ha de saber que al tiempo que Irma Eréndira informaba sobre la descomunal cantidad de recursos “desaparecidos”, el titular de inteligencia de la secretaría de Hacienda, el temible Santiago Nieto, anunciaba investigaciones sobre la participación de Luis Videgaray Caso, Pedro Joaquín Coldwell e Ildelfonso Guajardo Villarreal, en la adquisición de plantas “chatarras” de fertilizantes.

Además contra el ex director del INFONAVIT, David Penchyna, (el del sueldo de 700 mil pesos mensuales), debido a movimientos millonarios en dólares y otras irregularidades.

Algo tendría que ver con el contrato por el que la empresa judía Tetra recibiera 5 mil millones de pesos, “quesque pa´” reparar o remodelar viviendas abandonadas, que quedó en puro cuento y por lo que dicha compañía se vio obligada regresar 2 mil millones con los que se cubrirán los premios del 5 de mayo.

LO QUE NO SE QUISO DECIR

Políticos y funcionarios con la marca PRI (se tratara de militantes o externos), presumieron honorabilidad hasta que los agarraron con las manos en la masa, sea en pleno robadero.

Y como en el tricolor no estaban preparados para la derrota con dignidad, utilizaron el orgullo y la soberbia para eludir la realidad.

Ahora en el partido de Peña Nieto apenas empiezan a comprender que los excesos en el ejercicio del poder tienen alto precio, cuyo pago no admite demora.

Por ello no extrañan las palabras de Dulce María Sauri Riancho, ex presidenta del CEN, ex gobernadora de Yucatán y actual diputada federal de dicho partido, en sentido de que el PRI debe pedir perdón a los mexicanos “por no entender los cambios y demandas de la nueva sociedad”.

Está bien que al menos acepten los errores, sin embargo esta actitud de presunta humildad, no aplica para lo que realmente constituye la falta mayor, es decir, la deshonestidad en perjuicio de la nación.

Las expresiones de Dulce María están incompletas porque olvida que no se trata de no haber entendido los cambios, sino de aceptar que su partido es referencia obligada para efectos de corrupción e impunidad.

Es como ofrecer disculpas a quien se desgracia la vida para siempre.

Ahora es tarde para pedir perdón cuando las culpas deben ser cobradas por la justicia…cuando no existe más remedio que aplicar la ley sin privilegios para nadie.

En esta cruzada por lavar su imagen, el PRI ya se deslindó de Emilio Lozoya y sin duda lo hará de otros que se encuentran bajo investigación, pero difícilmente podrá desligarse de Carlos Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, David Penchyna, Gerardo Ruiz Esparza o Pedro Joaquín Coldwell.

SUCEDE QUE

Oiga, que Sergio Guajardo Maldonado sufre el maltrato de la derrota. Y es que, fue obligado a sudar su salario en la SEP, al ser comisionado a las brigadas que recorren escuelas de enseñanza agropecuaria por brechas, caminos y veredas, como cualquier empleado pues.

Por supuesto que eso lo honra porque regresa a los orígenes, pero no deja de llamar la atención.

Algunos de sus compañeros que hace muchos años pasaron por la misma experiencia, nomás levantan la ceja izquierda y murmuran “a lo bajito” sobre la justicia divina.

¡Ah, raza!.

Y hasta la próxima.

 

 

 

 

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