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La tragedia de Madero y Altamira

José Ángel Solorio

20 de agosto, 2025

 ¿Por qué Madero y Altamira han ido a la zaga de Tampico en desarrollo y crecimiento económico?

 1.- En el temprano siglo XX, se convirtió el puerto en centro de interés mundial. El boom petrolero, puso en el radar de las potencias extranjeras el puerto, como la zona más promisoria en la naciente industrialización de los países -USA, Alemania, Inglaterra, Holanda- punta en ese proceso de modernización de los cambios productivos basados en las máquinas, en la comercialización y en la movilización de sus productos.

 Para las exigencias de ese voraz mercado, se requería el combustible de la época: petróleo.

 Fama mundial adquirió la región. Los estrategas ingleses, consideraban que la Primera Guerra Mundial, se había ganado porque las fuerzas aliadas iban navegando en olas de petróleo mexicano.

 Así de importante, era el núcleo petrolero de la nación.

 2.- Ese espectacular desarrollo económico, desplegó a la vez, una franja de organizaciones obreras, de cooperativistas y agrupaciones patronales actuantes e interesadas en su espacio territorial vital. El poder obrero y el poder de los capitalistas vivieron en constante pugna por el poder político que se personificaba en el ayuntamiento.

 Ambos polos veían la autoridad municipal, como una extensión de su potencia como conglomerado. En ocasiones gobernaban los trabajadores; algunas veces, tomaban el control municipal los empresarios.

 Siempre en el centro de la competencia, la vigilancia de los intereses de grupo y también los de la ciudad.

 Joaquín Hernández Galicia, la Quina, en su momento más alto de su poder, dejó a los capitalistas sorprendidos. Los mantuvo a raya varios años.

 Al cerrarse el ciclo del quinismo, los señores del capital tomaron las riendas de Tampico. Las élites económicas, estén o no, al frente de la autoridad municipal, actúan como un contrapeso del ayuntamiento; de tal manera, que un mal gobierno de inmediato es rectificado por ese factor que opera como una conciencia crítica porteña, para la autoridad del color que fuere.

 3.- Madero y Altamira carece de esos factores de equilibrio. Los maderenses,  dejaron de tener interlocutores cuando el neoliberalismo eliminó a la Quina. Se apagó con ello, todo factor contestatario en la sociedad. En Altamira, están aún verdes las agrupaciones civiles que puedan encabezar movimientos independientes en contra de la errática conducción del ayuntamiento.

 En uno y en otro municipio, proliferan las fallas en el sistema de distribución de agua potable, en las redes de drenaje, en la recolección de basura, los excesos de la policía y tránsito, con apenas voces aisladas que protestan.

No existen empresarios organizados ni obreros movilizados colectivamente, que puedan generar gobiernos eficientes.

 No es mala suerte: es la falta de vocación social para organizarse.

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