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Estas ruinas que veis

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19 de noviembre, 2009

Se ve y se siente que la Revolución de 1910 envejeció pronto. Y pue-que haya nacido con discapacidad lo cual explica que a sus 99 años no pueda cumplir sus originales objetivos que no son de ninguna manera los del alucinado Panchito Madero tampoco los de don Venus Carranza y “muncho” menos los de “el chacal” Huerta. Los dos primeros que todo deseaban menos entregar la tierra a quien la trabajaba, y en tales afanes se dieron a la tarea de perseguir y “despachar” en Chinameca a mi general Zapata. Y del tercero, sease de Huerta basta decir que fue una de las grandes vergüenzas del ejército de aquellos días. Traidorcillo el patibulario y torvo individuo hasta llegar a los crímenes de don pancho y Pino Suárez, por la espalda y en la obscuridad tal cual lo hacen los cobardes. Bien le quedó a Huerta esa tonadilla con la que respondió el pueblo, sobre todo en la parte donde lo pintan que ni mandado a hacer: “la cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar porque le falta, porque la falta mariguana que fumar”. Y no solo era la celebrada “verde que te quiero verde”, sino alcohol y quien sabe cuántas cosas que se metía todo el bendito día. Por eso, dicen, siempre andaba loco y sediento de sangre. Vamos hacia el centenario y como que la mentada revolución no aterriza. Y es que los gobiernos emanados de la misma o nunca entendieron de que se trataba o lo entendieron de más porque no se atrevieron a cumplir con la elemental justicia social. Acaso algunos lo intentaron como Álvaro Obregón, don Plutarco Elías, Portes Gil, mi general Cárdenas y a lo mejor Luis Echeverría con todo y el pecadote del 68. Por ellos habla el combate al fanatismo religioso, el reparto agrario, la nacionalización petrolera y la expropiación de grandes extensiones entregadas a los campiranos. Algún mérito tocará a López Mateos con la enajenación de la industria eléctrica, pero de ahí pa’l real los tales por cuales gobiernos no pasaron de ser “pájaros nalgones”. Y ni modo que sea invento. ¿Cómo creer que Pedro Lascuráin,- el de los 45 minutos-, Victoriano Huerta, Adolfo de la Huerta, “el nopalito” Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Manuel Avila Camacho, Miguel Alemán, Díaz Ordaz, López Portillo, de la Madrid, Salinas de Gortari o Zedillo fueron hijos de la Revolución?, serán jijos, pero de otra cosa. Aunque seamos justos y dejemos salvo a don Adolfo Ruiz Cortines por su austeridad republicana y porque era buenísimo pa’l dominó el caón. De manera que en su mayoría los gobernantes no cumplieron los mandatos de la Revolución por lo que el PAN les acreditó sonoro descontón en el dos mil. Y ni modo de suponer que los azules le hacen honores al movimiento de 1910, ¡n’ombre!, al contrario, ya ve que las escasísimas conquistas las arrojaron por la coladera en estos últimos nueve años. Y quién sabe que otras pendejadas nos aguardan. La Revolución es un fracaso, en eso no hay vuelta de hoja y que por ello hable la jodencia multiplicada por los millones que han huido del país y los tantos más cuantos millones que como fantasmas buscan algo de que vivir entre el basurero que ha dejado la historia, ¡Órale!. A un gobierno panista le tocará celebrar el centenario de la Revolución, y doble pena que lo haga sobre sus ruinas, es decir, sobre lo que queda de aquel sueño. ¡Chingao!, eso sí que es mala onda me cai. SUCEDE QUE Ojo que de una privadísima reunión celebrada este miércoles pudo haber salido la decisión más importante del sexenio. Mientras tanto está claro que Gamundi se aventará el tiro de las próximas elecciones con la promesa de una diputación federal, aparejado que a Ramón Garza Barrios le espera igual suerte y de ponerse abusado, hasta podría llegarle a una senaduría, pero de lo otro, sease de la gubernatura, ¡ni maíz!. Y diga que se lo contó un chino. Hasta la próxima.
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