El vociferante y la 'chingaquedito'

José Ángel Solorio

3 de mayo, 2012

La candidatura de Francisco García Cabeza de Vaca pende de un hilo. El TRIFE y las instancias internas de justicia partidista no han dicho esta boca es mía en torno de la inconformidad de la mismísima compañera de fórmula del ex alcalde reynosense.

 ¿Porqué tanto ruido?..

 ¿Por qué tanta lentitud en un caso casi rutinario?..

 La explicación es diversa. Al igual que las razones del encono de la doctora Maky Ortíz. A bote pronto, podemos interpretar que el conflicto se pudrió por el infernal e inacabado conflicto interno que arrastra la candidata Josefina y cuyos costos la tienen en un oscilante segundo lugar de las preferencias ciudadanas. Al parecer, las huestes panistas que se resisten a colaborar con Josefina, decidieron emplearse a fondo para impedir el crecimiento político de la candidata.

 Y en ese intento atraparon con los dedos en la puerta a Cabeza de Vaca.

 Una resolución de la instancia electoral contra la candidatura del ex alcalde, pondría en vilo al panismo tamaulipeco. Y al mismo tiempo, que sería un duro golpe para las huestes de Doña Jose, otorgaría la posibilidad al CEN del PAN para nombrar al candidato –o candidata sustituta-.

 La rabia de la embestida contra la es secretaria de Educación de sus adversarios estriba en el hundimiento del proyecto: ¿qué pastel se va a repartir entre la familia panista mexicana si se pierde la Presidencia de la república?.. ¿Qué destino espera a los numerosos grupos de poder panista que le agarraron amor a los cargos de gobierno?..

 Esa incertidumbre potenció la virulencia anti-Josefina.

 Hasta Vicente Fox, quien no es un dechado de talento, le jugó el dedo en la boca a la candidata. Fue, la saludó, se mofó de ella -¿o se puede interpretar de otra forma el que el guanajuatense le haya llamado Presidenta?..- y luego anunció que se iba de viaje. Y ya con una bota en la escalerilla del avión, dijo que no apoyará en los mítines a la candidata.

 ¿Así o más claro?

 La decisión alargada de los jueces del conflicto entre Maky y Cabeza de Vaca, es pues, sólo una pequeña fisura de la gigantesca fractura del panismo mexicano. Esos combates siempre revientan por lo más delgado. La pelea por las posiciones en el Senado y la Cámara de Diputados, se ve, no ha concluido. Persiste. Continúa en los tribunales y ha hecho nido en las redes de poder del panismo.

 En las guerras siempre hay daños colaterales.

 Cabeza de Vaca, está en un tris de sumarse a las estadísticas de los políticos que de la noche a la mañana se cayeron del paraíso.

 La doctora Ortíz, al parecer, no ha sido vencida.

 El sofocón a Cabeza de Vaca todavía lo trae confundido.

 El ex alcalde reynosense ya ha perdido demasiado. Su potente arranque en precampaña fue mucho ruido para la poca pólvora que cargaba. A mujeres como Maky, en la sociedad rural fronteriza, se les conoce como chingaquedito. (Mujer apocada, calladita, sumisa, discreta…pero contundente en sus acciones en respuesta a algo que le incomoda).

  Interesante fórmula: un vociferante y una chingaquedito..