Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
22 de junio, 2009
* Todo conspira contra el voto efectivo. * La medianía se impone sin remedio. Observadores políticos y analistas de prensa en toda la República coinciden en señalar que la presente contienda federal podría llevarse, con mucho, el trofeo a la más soporífica e insustancial del México contemporáneo. Lo dicen fuerte y quedito quienes (1) por tradición se avocan a vaticinar altos índices de abstencionismo que (2) los imberbes promotores de la desconfianza activa, esos que (¡Apocalipsis en mano!) promueven el voto nulo, blanco y mudo, esperando que alguna suerte de Vacío Supremo exhiba de súbito sus cualidades mágicas, desemboque en hecatombe y haga paso a la redención colectiva. Asuntos, todos ellos, absolutamente improbables. De cualquier manera no le falta razón a quien serenamente señale el bajo perfil de la competencia. Dicho de otra manera, les sobran motivos a los escépticos más cuerdos, factores dignos de enumerarse al detalle, como es costumbre en esta columna: (1) LAS DE ENMEDIO De por sí el atractivo es bastante bajo, al tratarse de una elección federal mediera y no habiendo en juego cargos que administren presupuestos, ¡Tan sólo curules!... Qué distinto suele cantar el gallo (¡El gallinero completo!) cuando se disputan responsabilidades capaces de modificar la realidad concreta (el contratito providencial, la proveeduría redentora, el tanque de agua, la pavimentación de una calle, el cargo para el sobrino, la canonjía para la novia), ¡Oiga usted!... Sólo que los diputados administran poder sustantivo pero abstracto (legislación más justa, capacidad de gestión, reformas vanguardistas) funciones todas ellas de poco atractivo en el mercado de las ilusiones. No habiendo oferta material a la vista ni tampoco posibilidad alguna de que un votante, creyente, acólito o simpatizante mejore sus condiciones de vida, si acaso el único sueño guajiro apunte hacia el futurismo. Esto es, la posibilidad de que el diputado en ciernes pueda convertirse (dentro del mediano plazo) en alcalde o gobernador y entonces sí (agárrense que ahí les voy) será tiempo de que la Revolución nos regale un guiño generoso, acaso una carcajada. Salvo esta suerte de fantasías, la elección mediera federal es la más aburrida de las cuatro que conocemos en Tamaulipas, por no estar en juego ni gubernatura, ni presidencias municipales ni la primera magistratura del país. Para colmo, el cambio nomás ocurre en la Cámara Baja pues los 128 senadores continuarán donde los pusieron sin la menor variación posible, hasta el final de su sexto aguinaldo, igual que FELIPE CALDERON. (2) SORDINA PROPAGANDISTICA En el renglón mediático, tras el exceso sobrevino la indigencia. Un alud de reformas (candados, prohibiciones, delimitación de territorios) respondió a la proverbial guerra sucia del 2006. ¿El resultado?, menos ataques personales (justo es reconocerlo) pero también un ánimo de congeladora entre candidatos y “tecnólogos del convencimiento” que hoy avanzan apanicados ante el riesgo de una multa de proporciones sarracenas. Los ataques son velados y con lujo de sinonimia. Nunca como ahora las antipatías se han manifestado en lenguaje críptico, al menos para otorgar a los abogados electorales cierto margen de maniobra que pueda ampararse en la subjetividad interpretativa. Si te digo “pillo” con palabras elegantes, acaso mis defensores puedan acudir a la volubilidad semántica para salir bien librados todos. El temor inyecta cautela a la discusión necesarísima sobre los diversos proyectos de país que se esbozan en las trincheras partidistas. Si hubiésemos de comparar la metralla verbal de tiempos anteriores con el galimatías actual, cualquiera diría que cambiaron las AR-15 por pistolitas de agua envenenada. Las espadas derivan en floretes y las trompadas en elegantes roces de guante blanco. Son los tiempos que vivimos, marcados por el pavor a la multa y al veto que es capaz de acallar, incluso, a los señores de YouTube. (3) LA ENFERMEDAD INCÓMODA Y, para colmo, la pandemia de influenza acaecida en la fase larvaria de las campañas privó a partidos y candidatos de arranques tumultuarios. Los actos de masas son historia patria. La antigua tramoya de solidaridades colectivas se redujo al lenguaje de los coqueteos “tet a tet”, discursos gerenciales y auditorios pequeños, Caminan con miedo candidatos y operadores, como quien recorre un terreno minado, de puntitas y sin chistar, tratando de no despertar la modorra del vecino distante. Elección con asepsia, campañas con tapabocas, los aspirantes se levan las manos con alcohol en gel (surtido oportunamente por algún junior ganón del contratismo sexenal) sin que algún mal pensamiento pase por sus cabezas. Todo el peso para la estructura. El trabajo invisible, ese que no se ve pero que (tiro por viaje) demuestra su eficacia, tiene hoy la voz cantante en los resultados próximos. Poco importa si el aspirante es torpe, perezoso o gazmoño. Lo que verdaderamente marcará el terreno será el esfuerzo intensivo de eso que hoy se conoce como “el trabajo sin candidato”, eficacia que se teje sin importar el desprestigio personal, la baja catadura o la ignorancia supina del interfecto. Se trata, en suma, de unas elecciones 2009 que se perfilan como un soterrado juego de acechanzas mutuas. Tormentas que de “tan light” derivan en lloviznas, ideología por goteo que le apuesta a la inercia de medio siglo anterior, ante la pequeñez y la miseria del tiempo presente. BUZON: vivatamaulipas@prodigy.net.mx WEB: http://vivatamaulipas.blogspot.com