Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
7 de junio, 2011
1.- Después de ser tan apreciada, la libertad de expresión ha sido la más castigada en México. Desde luego esta garantía fundamental no solo está o debiera estar contenida en los medios de comunicación, sino en cualquier manifestación social. Y justo de esto último hay constancia del repudio oficial quién sabe porqué será.
Quienes hemos transitado por este valle de lágrimas varias décadas sabemos que los civiles siempre se han confrontado con el gobierno. Y siempre han sido reprimidos. La memoria se pierde de tanto encarcelado aun en el 68. Con esta flaca memoria el escribidor no recuerda si todavía padecía encierro Valentín Campa quien alguna vez movilizó a las fuerzas armadas tras paralizar el sistema ferroviario.
Recordéis otros movimientos, el de los maestros por ejemplo, cuando existía auténtico liderazgo y no como ahora cuya cabeza es una Juana de arco clonada. ¿Y qué tal los universitarios procurando su autonomía que en la UNAM llegó gracias a Emilio Portes Gil?.
Otro de los movimientos más importantes fue el de los médicos del IMSS que encabezara Norberto Treviño Zapata que le valió la enemistad de Díaz Ordaz quien lo persiguió pero no logró enjuiciarlo aunque lo colocó en la lista de políticos indeseables. Y mire lo que son las cosas, cuando “subió” Echeverría quiso al tamaulipeco para secretario de Salud, solo que fue vetado, imagine por quien. Lo más que logró don Luis fue hacerlo delegado en la “Miguel Hidalgo”, luego director del DIF y posteriormente embajador en Italia. Un año en cada cargo, nada más.
De manera que la libertad de expresión es patrimonio social que como todas las garantías sigue costando sangre, sudor, lágrimas y uno que otro novenario.
Usted opinará que en veces no se ejerce a plenitud y eso la limita, disminuye y hasta “la desavalorina” como diría Cantinflas. Y tiene razón porque no es fácil enfrentarse al poder tenga el color que tenga o venga de donde venga.
También existe confusión. Algunos prefieren agradecer que asumir su responsabilidad. Lo cierto es que a nadie hay que agradecer, por el contrario, la conmemoración debiera servir pa’ ratificar la voluntad de un derecho que corresponde a todos siendo las autoridades las primeras en respetarlo. De otra forma no tiene sentido.
Escuchad bien, no es una gracia, ¡es una conquista!. Ole con ole y, ¡olé!.
2.- Es admirable el optimismo de Enrique Cárdenas del Avellano. Aunque también hay que reconocerle el valor de lanzarse del trapecio sin malla protectora. Eso de asegurar que irá entre los candidatos a cargos federales de elección el próximo año está como pa’ suponer que está en tratos con el más allá. Digo por eso de adivinar el futuro, no por otra cosa. Que Diosito lo ayude, faltaba más.
3.- De plano Ernesto Cordero, el secretario de Hacienda, no entiende. En unos cuantos días se ha recetado varias frases que merecen ir al vocabulario de lo absurdo, por no decir al diccionario “del tontorrón”.
La última celebrada por sus adversarios es aquella de que “ahora el salario alcanza para mucho más”. Tal vez el favorito de Calderón pa’ ”la grande” se refirió a lo que ganan los funcionarios de su nivel. Es lo más probable porque si lo relacionó con la miseria que percibe el jornalero común, la hagó una vez más. ¿Y qué me dice de los 40 millones subempleados y de los otros 40 que integran el heroico ejército de reserva que amanecen y anochecen con el Jesús en la boca?.
Mientras tanto, ¿se ha dado cuenta cómo andan acelerados algunos distinguidos panistas?. De bote pronto, primero la hembras, con Chepina Vázquez Mota, despuesito Alonso Lujambio, Javier Lozano y Ernesto Cordero. Como si Calderón no tuviera el mínimo control sobre ellos y los obligara a cumplir primero con su trabajo. Hasta ha de creer.
Por cierto que “el jefe” Diego la trae torcida, no es albur. Y es que este martes fue operado de un pulmón que le fuera dañado en aquel secuestro que con esto se comprueba que fue de a devis y no una vacilada como muchos creyeron.
Y hasta la próxima.