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3 de octubre, 2011

El escenario sobre el cual se diputarán las ocho diputaciones y las dos senadurías por Tamaulipas, es complicado e incierto para todos los partidos y todos los candidatos. Para el PRI, representa dar buenas cuentas a su CEN para regresar a Los Pinos; para el PAN, significa entregar resultados como para suponer que pueden repetir aún con el descrédito nacional que arrastran y para el PRD, es la oportunidad de recomponer aquella clientela electoral que cohesionó Andrés Manuel López Obrador hace seis años en la región.

 

Los desafíos del PRI

 

 El institucional en Tamaulipas tiene la tarea electoral cuesta arriba. De una elección presidencial en el 2006 que lo envió al tercer sitio enfrenta la obligación de remontar ante el envidiable posicionamiento de sus precandidatos presidenciales. Pero el paisaje sociopolítico no parece ser muy amigable:

1.- La probada estructura electoral, sustentada en un aparato clientelar aceitado por décadas, está oxidada. (Hay que recordar que la Secretaria de Desarrollo Social, Dinorah Guerra, declaró desaparecida la política asistencial de esa dependencia. Y obligadamente hay que incorporar a esa medida la crisis económica de la administración estatal).

2.- La red de apuntalamiento político en que se habían convertido las alcaldías está desmantelada. El trabajo y la capacidad de interlocución de los presidentes municipales con los grupos de poder locales fue muy consistente en tanto los Ayuntamientos pudieron ofrecer respuesta a las demandas de aquellos factores. Al achicarse la posibilidad de respuesta de las alcaldías, los grupos de poder se replegaron de la política y de la sociedad microrregionales, el resultado: alcaldías frágiles y con poca capacidad de convocatoria entre los diversas corrientes sociales municipales. En este fenómeno tuvo mucho que ver la situación de debilidad que dejaron los ex alcaldes al hipotecar el futuro de los ayuntamientos y de sus ciudadanos.

3.- Comités municipales priistas empequeñecidos. Los liderazgos municipales institucionales se han desplomado a la par de los alcaldes. Correas de transmisión de la autoridad municipal, fueron las primeras estructuras políticas que sufrieron el crac de la autoridad municipal.

4.- La ausencia de autoridad en muchas partes de la entidad. Si no hay autoridad, no hay gobierno; y si no hay gobierno, no hay espacios para la expresión de la política. La inseguridad es una variable todavía no ponderable. Sus efectos sólo podremos medirlos después del proceso electoral. Ignorarla puede llevar a una lectura imprecisa del escenario tamaulipeco. Aquí las preguntas son: ¿Cómo percibe el ciudadano el fenómeno de la inseguridad? y ¿el ciudadano común a quien cobrará los efectos de la inseguridad, al gobierno federal o al gobierno estatal?..

 

El panismo y sus tareas

 

 Pareciera que el paisaje favorece al panismo tamaulipeco. Con un antecedente de haber sido la primera fuerza electoral hace seis años; con más de media docena de delegaciones federales que no han parado de hacer política social; con un adversario tricolor menguado y con un presidente de la república afín, el 2012 supondría un día de campo en la entidad.

 Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas para los azules:

1.- Los conflictos internos amagan con erosionar la unidad del PAN y de fracturar la unidad. El empecinamiento de las diversas corrientes internas y la incapacidad de diálogo han empantanado y podrido un problema que amenaza con debilitar no la potencia interna panista pero sí la posibilidad del albiazul para ampliar alianzas con diversos grupos sociales. (A nadie le gusta hacer alianzas con un partido que de antemano se sabe que va a perder).

2.- Precandidatos presidenciales minúsculos. Tanto Cordero como Josefina Vázquez Mota están en el tercer sitio en cualquier escenario y con cualquier candidato. Eso pesa en una campaña local. Sobre todo porque en campañas electorales opera aquel mandato del Derecho “quien puede lo más, puede lo menos”. Es decir: el candidato presidencial arrastra, o debe de arrastrar, las demás campañas y a los demás candidatos. Es éste uno de los grandes problemas del PAN regional. El impulso de Fox hizo ganar a buena parte de los candidatos panistas en Tamaulipas. Y en buena medida las expectativas de Calderón convirtieron a los azules tamaulipecos en candidatos competitivos. El 2012 no tendrá ese aderezo para los aspirantes de acción nacional.

3.- Candidatos a diputados de bajo perfil. La mayoría de los precandidatos en los ocho distritos tamaulipecos con ciudadanos de bajísimo perfil. Hasta ahora, ningún panista por su propio nombre puede decir que sea un peligro para la primera fuerza electoral en Tamaulipas.

4.- Liderazgos ilegítimos. Tanto el Comité Directivo Estatal del PAN como muchos de sus dirigencias municipales enfrentan conflictos de legitimidad. Francisco Garza de Coss y muchos de sus seguidores no son reconocidos como líderes formales. Esto traerá serias consecuencias para encontrar candidatos legítimos y para dar impulso a las campañas electorales. Uno de los efectos más perniciosos de ese problema es que las dirigencias legales tienen la obligación de representar al partido en los órganos electorales asunto que puede reflejarse en un desdén por la participación en la organización y la fiscalización del proceso electoral. Para algunos es un mal menor; pero cuando el umbral del triunfo es un pequeño puñado de votos, resulta fundamental para el resultado final de candidatos y partidos.

 

La inexistente Izquierda

 

 La Izquierda tamaulipeca requiere replantearse a fondo. Casi, casi refundarse. Con liderazgos de poca monta; candidatos de escaso perfil; y con una presencia cada día más a la baja no se ve en el plano competitivo para el 2012. Se ve remoto que Andrés Manuel López Obrador pueda siquiera empatar la cosecha de votos de hace seis años.

 Resuelvan o no, sus interrogantes los partidos políticos en Tamaulipas, el escenario ya está a la vista: una polarización en la que serán actores obligados el PRI y el PAN. La Izquierda, desde ya, se ve en un muy bajo lugar en la tabla de competencia. Con riesgo incluso, de ser superado por partidos tan menores como el PVEM o el PANAL.

 ¿Quién saldrá avante?..

  Es difícil aventurar.

 Lo cierto es que será una competencia, de incompetencias.

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