Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
5 de octubre, 2009
La propuesta de usar el ahorro de los trabajadores para financiar proyectos de infraestructura, causa miedo. Analistas económicos aseguran que, si bien eso lo han hecho, y con éxito en otros países, como Chile, aquí, no se puede hablar anticipadamente de que vaya a ser una medida positiva, debido a que, de entrada, provoca una profunda desconfianza. El planteamiento, es un reconocimiento de que el gobierno no contará con recursos económicos para implementar las obras de infraestructura que solucionen el rezago en el país. Y de ahí para adelante. Si el gobierno ha sido incapaz de manejar con atingencia los recursos que, vía impuestos maneja, no se pueden esperar mejores resultados cuando disponga del dinero ahorrado en años por millones de trabajadores. No resulta sencillo comprender como el gobierno federal mexicano, al mismo tiempo que pretende subir los impuestos, quiere utilizar los ahorros de afores para inversión. Esto, dicho en otras palabras, es una pretensión de usar el dinero de los trabajadores para que empresas privadas puedan construir infraestructura, por la que posteriormente cobrarán. Uno de los más grandes problemas al que se enfrenta el gobierno de Felipe Calderón, es la desconfianza. La población mexicana no cree en sus políticas, en sus medidas, en sus proyectos. No le cree a este gobierno que esté luchando contra la pobreza. No le cree que esté librando una batalla contra la delincuencia. El descontento, es total y absoluto. La desconfianza crece. Como crece el número de pobres, el número de desempleados. Como aumenta la cantidad de personas que salen a la calle a delinquir. Circula en internet un video de Calderón, grabado cuando era candidato a la presidencia. En el, quien hoy es presidente de la Republica, asegura que de llegar a la presidencia, “no aumentará impuestos, y eliminará muchos de los ya existentes…” Y ha sucedido absolutamente todo lo contrario. Los habitantes de este país, ante estos hechos, ya no creen. Y no van a creer nunca en un manejo limpio de los ahorros de los trabajadores. Estamos ante un gobierno de incredibilidad, que provoca incredulidad.