16 de julio, 2012
El Vocal Ejecutivo del Instituto Federal Electoral en Tamaulipas, Arturo de León Loredo, dio a conocer que los partidos políticos presentaron 13 recursos de inconformidad por las recientes elecciones.
La coalición PRD-PT- está pidiendo la impugnación de los resultados de la elección presidencial en los ocho distritos, el PRI pide la revisión de los resultados de la elección de diputado en Reynosa, Matamoros, Bravo y Mante, en tanto que el PAN pide revisar el resultado de Mante.
La sala regional del Tribunal Federal Electoral, con sede en Monterrey revisará estos recursos.
Podemos decir que la izquierda realiza una ofensiva política para echar abajo el resultado de la elección presidencial y como la decisión del Trife se ajusta estrictamente a lo que establece la ley, y no a criterios políticos, es fácil anticipar que desechará los recursos.
Que Andrés Manuel López Obrador arme ruido y busque la anulación es natural. Así ha sido siempre, pero si en el 2006 no logró nada, cuando perdió con una diferencia de 243 mil votos, menos lo va a lograr ahora que la cifra rebasó los tres millones.
Al final es posible que el Trife termine proponiendo recomendaciones para corregir los abusos que se dieron en la elección, en especial el cuchareo en los resultados de las encuestas, empresas que de por sí han recibido un golpe brutal, pues han quedado tan desprestigiadas, que muy pocos se van a atrever a contratarlas para futuros sondeos electorales, y aún de tipo comercial. ¿Cómo podemos creerles a quienes se equivocaron con tanto margen?
Que hubo muchos vicios, salta a la vista, pero de eso a que se anule la elección, hay mucha diferencia. No hay argumentos jurídicos para que proceda en una ley aprobada a modo por todos los partidos políticos, porque vivimos en una partidocracia, en la que cuentan los partidos, no los ciudadanos.
Aunque a muchos no le guste, lo cierto es que Enrique Peña Nieto ganó la elección, con un amplio margen de votos. Ahora, tanto sus simpatizantes como la ciudadanía en general, esperan que tan pronto empiece a gobernar, se generen los cambios que el país necesita.
Hay 2.8 millones de desempleados, 52 millones de pobres, millones sin acceso a la educación superior, hay enormes rezagos sociales que no distinguen partidos ni colores, hay un clima de inseguridad en la mayor parte del país. Hay muchísimo trabajo por hacer y puesto que Peña Nieto ofreció realizar esos cambios, hay expectativas por ver lo que puede hacer.
Por supuesto, hay quienes tienen temor de que el regreso del PRI implique el regreso de problemas económicos aunque en su descargo hay que decir que la estabilidad económica de la que presumió en campaña Josefina Vázquez Mota no inició en el 2000, sino en el sexenio de Ernesto Zedillo que empezó de manera caótica, pero supo componer el barco. Mucha gente tiene presente esa crisis, de la misma manera que tiene presente la crisis de inseguridad con sus 60 mil muertos, y espera que ni se repita la crisis económica ni continúe la crisis de inseguridad.