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Sindicalismo perverso

Martín SIFUENTES

7 de octubre, 2009

La problemática situación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y su sindicato, pone el tema nuevamente en la discusión nacional: ¿En el México actual, se necesitan esas agrupaciones obreras? Quienes opinan que los sindicatos son solo lastres, poderes fácticos y gavilla de bandidos que han obstaculizado el progreso y desarrollo de este país, podrían tener algo de razón. Basta revisar un poco el negro historial que hoy en día arrastran personajes como la maestra Elba Esther Gordillo, Francisco Hernandez Juárez, Napoleón Gómez Urrutia, Carlos Romero Deschamps y el tan de moda hoy en día, Martín Esparza. Más hacia atrás en el tiempo, las figuras de Fidel Velazquez, Carlos Jongitud, Chava Barragán y Joaquín Hernandez Galicia, no hicieron más que arrastrar el prestigio nacional. Gobiernos entregados a sus caprichos…y sindicatos entregados al gobernante en turno. Sin embargo, está más que claro que cuando el gobierno se cansa de un líder, simple y sencillamente, lo liquida. Lo acaba. Por ahí han pasado todos. En Tamaulipas, lideres como Diego Navarro y Agapito González, el día en que ya no sirvieron, fueron enviados a la cárcel. Y eso que no eran dirigentes de alguna manera vinculados a trabajadores de gobierno. En México, da la impresión de que el gobierno mantiene a los sindicatos y a sus líderes, los retiene el tiempo que quiere, los usa, y los desecha. La esencia del sindicalismo, se perdió. La justa defensa de los derechos de los trabajadores es letra muerta. La lucha en contra de los abusos patronales, se perdió. La mayoría de los líderes han sido coptados, y hoy forman parte de una categoría muy por encima de la de los trabajadores. Por eso, el obrero acepta que su líder sea rico, que tenga una gran casa y se desplace en los mas lujosos automóviles. Hay que aclarar que lo más descompuesto del sindicalismo está en aquel vinculado al gobierno federal. Aquel que goza de las mieles de millonarios presupuestos y apoyos, de las grandes prestaciones. Esos sindicatos cuyos líderes convirtieron en patrimonio propio el tiempo y se eternizaron en el poder. Lo que está pasando con el Sindicato Mexicano de Electricistas, o más bien, lo que va a pasar en los próximos días, corrobora lo expuesto líneas arriba: Lo van a pulverizar, porque su dirigencia no respetó las reglas no escritas de esa relación perversa que siempre han llevado con el gobierno. O porque ya no les sirve.
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