Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
25 de agosto, 2011
El inicio del ciclo escolar en Tamaulipas, reveló la no resuelta confrontación entre el gobernador Egidio Torre Cantú y la Sección XXX del influyente Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Los elogios mutuos entre el dirigente magisterial Arnulfo Rodríguez y el Ejecutivo estatal, en el plano administrativo, no pudieron ocultar las incumplidas demandas de los profesores en el plano político.
Apenas una semana antes Arnulfo, en pleno festejo de su cumpleaños, se le había ido a la yugular a Egidio. Le recordó los compromisos soslayados que el extinto Rodolfo Torre había hecho con los maestros. Le lanzó indirectas por su ausencia porque “ya no había campaña electoral” y despreció –como siempre- al Secretario de Educación del estado, Diódoro Guerra Rodríguez a quien en un gesto que quiso ser diplomático Torre Cantú envió como su representante.
El nudo entre profesores y gobierno de Tamaulipas no lo han podido desatar. Los operadores políticos, han dejado pudrirse un conflicto que en breve reventará en el rostro al gobernador. El saldo: una Sección XXX inconforme y un dirigente que se presta a participar como candidato desde el interior del PRI o desde el exterior del PRI (el PANAL).
La solución del conflicto será una derrota para el gobernador. Por donde se le vea. Si Arnulfo es candidato del PRI al Senado, o a la Cámara baja, perderá el gobernador. Y lo mismo: si Arnulfo es candidato por un partido ajeno al PRI, será un descalabro para el gobernador: evidenciará las fisuras entre el Ejecutivo estatal y el SNTE. (O séase: con Elba Esther Gordillo).
El gobernador perece no tener memoria. El diferendo entre magisterio al inicio del gobierno de Eugenio Hernández Flores, fue enfrentando en forma similar a la de Egidio: desdeñó a los profesores, subestimó la estructura del SNTE y pensó tenerlos bajo control. Y le falló a Eugenio. A él, que era, fue, un gobernador fuerte. El resultado: el SNTE se fue por la libre y lanzó de candidato a Senador por el PANAL a Enrique Meléndez, dirigente magisterial. Los efectos del resultado: casi 60 mil votos se fugaron del PRI al PANAL. No ganó la Senaduría el profesorado, pero victimó al gobernador y a su candidato preferido –José Manuel Assad- empedrando el camino del triunfo del PAN.
¿Porqué Egidio está jugando contra lo que indica el manual?
¿Porqué el gobernador insiste en desarticular las estructuras institucionales?
¿Porqué la administración Torre sigue marginado del quehacer público a la red de operadores probados en las tareas del PRI tamaulipeco?
Hay varios supuestos.
Uno:
Egidio forma parte de un grupo de gobernadores priistas, que a similitud de aquel célebre TUCOM, se han constituido en un Todos Unidos Contra el PRI, para cerrar el paso del tricolor a Los Pinos y seguir operando como Virreyes sin un poder central emanado de su partido. (Esta hipótesis la sustentan los observadores del CEN tricolor, en la resistencia de Egidio para entablar compromisos con Manlio o con Peña Nieto a estas alturas de la competencia interna priista)
Dos:
Egidio Torre, ya entregó la territorialidad electoral a la administración de Felipe Calderón a cambio de su seguridad personal y su permanencia al frente del gobierno del estado. (Esta hipótesis, es considerada como factible toda vez que el gobernador mantiene paralizados a los precandidatos institucionales a las Diputaciones y a las Senadurías, al tiempo que los panistas tienen en permanente despliegue a sus cuadros por la geografía tamaulipeca. A ello se suma la inmovilidad del CDE del PRI ante la falta de recursos humanos y materiales por orden de Torre Cantú).
Los escenarios políticos futuros que enfrentará Egidio, son altamente tóxicos. Su futuro sigue siendo incierto.
¿Peña Nieto o Manlio, caerán –como Roberto Madrazo-en la engañifa?
No lo sabemos. Nadie lo sabe. Lo cierto es que Egidio, está haciendo piruetas en las grandes alturas sin red de protección…