Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
1 de septiembre, 2011
Los Broncos de Reynosa –el equipo de beisbol, porque también existieron unos dilectos filarmónicos que decidieron llamarse igual- han sido un referente deportivo, cultural de la ciudad. Las décadas de los 60s y 70s, esta formidable novena, ocupó obligadamente el tiempo de esparcimiento de una sociedad rural que no se separaba de su radio receptor ni para -como decían las féminas de la región- “ir a las casitas”.
El futbol apenas era un remedo de negocio para las televisoras.
La XEW y las narraciones del Mago Septién, -cuando el equipo de casa iba a la Ciudad de México a enfrentar a los poderosísimos Diablos Rojos- se escuchaban con una nitidez impresionante. La retórica del Mago apenas dejaba trabajar a la imaginación: el verbo, puntual y el adjetivo preciso, eran herramientas que hacían la labor de pantallas de cine o televisión en el imaginario colectivo. Escuchar la disertación de Septién, era estar ahí. Muchos, yo era uno de ellos, incurríamos en un especie de pleonasmo, redundancia, cacofonía deportiva: estábamos presenciando el partido y a la vez, ¡escuchándolo por la radio!
No exagero, si afirmo que ese equipo, sus triunfos y sus logros, apuntalaron en mucho la identidad del reynosense actual. Y lo digo en el sentido más simple de la identidad: sentirse orgullosos por el solar de donde uno es originario. Y nada más.
Su mismo nombre: Broncos de Reynosa, -cinceló la precepción del tamaulipeco fronterizo ante el mexicano- un perfil liberal, franco, abierto, tosco si se quiere. (En esta tarea también participaron –para bien y para mal- muchos políticos tamaulipecos que en el DF su forma de convivencia dejó huella. Pero eso es motivo de otro texto…).
La fanaticada iba a ver jugar a los Broncos. El resultado del juego era secundario. Todos salíamos con la alegría de haber visto un espectáculo satisfactorio. El partido para nosotros no terminaba cuando “caía el último out”. Los hinchas dábamos concluido el juego cuando tras larga charla en el café o en torno a una fogata a la orilla de la parcela, disfrutábamos los aciertos y sufríamos los errores del equipo de casa.
El yucateco William Berzunza, el mexicoamericano Alonso García, el afroantillano Musulungo Herrera, el mexicano Jorge Fitch eran actores fundamentales y mención de cajón en el mundillo deportivo amateur que los fines de semana se movilizaba en torno a cientos de partidos de beisbol en los parques de la ciudad y del campo en la región.
Ya lo dijo el filósofo para explicar el cambio: nadie se baña dos veces en el mismo río. Hoy los Broncos, no son ni la sombra de lo que fueron. Y nadie se explica porqué. Si este equipo, a diferencia del de hace décadas, tiene más financiamiento –recibe dinero del gobierno estatal y municipal-; si tiene una fanaticada leal; si posee luminarias deportivas de alto perfil y sobre todo, si han mostrado que son una novena de muy alto nivel competitivo.
¿Qué pasó con los Broncos?..
Muchos le echan la culpa a la mano larga de Oscar Luebbert. Cometan que a través de sus socios mantiene el control de la estructura administrativa de la franquicia. Le adjudican uno de los más grandes pecados que un empresario pueda cometer en un negocio: no pagar a sus trabajadores.
Los aficionados de los Broncos de hoy, aseguran que el ex alcalde incumplió la promesa hecha a los beisbolistas de hacerles efectivo un bono por llegar al play off. La mofa de Luebbert hizo que los peloteros hicieran una especie de huelga de brazos caídos que generó la derrota ante los Sultanes del Monterrey.
Otras interpretaciones más aviesas, pero no por ello descabelladas, comentan que el ex alcalde arregló los partidos para que el equipo local no ganara el campeonato. Obvio: con beneficios de por medio.
¿Volverán los Broncos a ser un referente de los fronterizos como lo fueron en el pasado?..
¿Se recompondrá el equipo de casa y lo veremos de nueva cuenta, protagónico en las finales del Beisbol mexicano?..
Ojalá. Los fronterizos estamos urgidos de buenas noticias.
Por cierto:
¿Alguien sabe cómo se han aplicado los dineros públicos –estatal y municipal- que se han invertido en los Broncos de Reynosa?..
Sólo Luebbert sabe.