Con todo el Poder de la Información

Luis Alonso Vásquez

Dirección General

Martha Isabel Alvarado

Sub Dirección General

Logotipo Reportes en la Red
El Partenón
Alberto Guerra Salazar

Le tapan la boca al JR

Alberto Guerra Salazar

José Inés Figueroa

Los Cambio de Orden 

José Inés Figueroa

Arnoldo García

Todos los delitos

Arnoldo García

Cd. Victoria

El gobernador y su candidato

José Ángel Solorio

25 de septiembre, 2011

 Matamoros es una de las regiones más politizadas de Tamaulipas. No es fortuito que de este lugar, hayan salido en la época posrevolucionaria tres gobernadores: Emilio Martínez Manautou –él se asumía como tal aunque se sabe que nació en San Carlos-, Manuel Cavazos Lerma y Tomás Yarrington Ruvalcaba. La cosecha de senadores tampoco ha sido producto del azar: Gustavo Cárdenas, Marco Antonio Bernal, Manuel Cavazos Lerma y José Julián Sacramento. Diputados federales ni se diga: su representación es obligada porque es cabecera del distrito electoral.

 Este puerto, es uno de los laboratorios más acabados de la política tamaulipeca. Los grupos de poder político y los núcleos de poder fáctico, han tejido una suerte de urdimbre compleja, abigarrada y tensa que cada día amenaza con devorar a quien se deja. Muchos gobernadores han pasado por alto esa peculiaridad de la esquina superior del noreste tamaulipeco. Y han salido abatidos junto a sus candidatos. Sí: varios gobernadores –Américo Villareal y Cavazos Lerma son ejemplo de ellos- han mordido el polvo ante aquellas expresiones de autoridad.

 ¿Porqué el gobernador y sus candidatos pierden contiendas electorales?..

   Para abreviar, enunciaré esquemáticamente las posibles causas de la derrota electoral del Ejecutivo estatal y su representante en la región de Matamoros.

 1.- El candidato del gobernador no ha logrado consensar con los grupos de poder microrregionales. Dos de los tropiezos más memorables del gobernador y su candidato fue la paliza que las fuerzas locales –con la candidatura de Jorge Cárdenas- infligieron al candidato de Villarreal Guerra y de Agapito González  y el caso más reciente la zancadilla al gobernador Cavazos Lerma y a su cachorro Homar Zamorano Ayala –con la postulación de Ramón Sampayo-.

 El triunfo de Jorge, en mucho se explica por la declinación del corporativismo de la CTM y la feroz embestida empresarial contra Agapito que erosionó su poder y su capacidad de presión; pero también, por la emergencia de grupos políticos y personalidades locales que aparecieron con un vigor protagónico pocas veces visto en la ciudad. El jorgismo, como movimiento sociopolítico rompió la gruesa y endurecida membrana que impidió por años la aparición de cuadros políticos como José de la Paz Bermúdez, Sonia Martínez del Villar, Tomás Yarrington, Jesús Vega y Ramiro Salazar. Si algo tienen que agradecer a Jorge Cárdenas estos nuevos centuriones de la política matamorense, es la demolición del viejo régimen local que arrastró el liderazgo de Agapito y lo transformó en girones.

 El aplastamiento de Zamorano es igual de interesante y de complejo que el del candidato de Agapito. Gran parte de la responsabilidad del muertito se la cargan a Yarrington. Y en mucho tienen razón lo que esgrimen esa conjetura. Tomás vio a lo lejos; e imaginó a Zamorano como el precandidato a la gubernatura de su amigo Manuel. Él era entrañable aliado de Cavazos; pero Homar era su hijo. Actuó en consecuencia: articuló una política de amplias alianzas con socios suyos, incluyendo a los Sampayo, y ordenó a su operador político, Jesús Vega, auxiliar al candidato opositor de Zamorano. Jugada de tres bandas: Tomás se congració con los grupos de poder locales que fueron soslayados por MCL y quitó de en medio a un futuro adversario.

2.- Los grupos de poder locales, están insatisfechos con el gobernador. La principal fuente de escozor de los políticos con el Ejecutivo estatal es la evidencia de compromisos incumplidos. Esa circunstancia crea un ambiente de indiferencia y hasta de hostilidad para las propuestas del gobernador. Y no hablamos sólo de promesas políticas no concretadas; referimos también, a la poca atención a peticiones de la sociedad civil, como empleo, educación, salud y obra pública.

 Hoy por hoy, en Matamoros se mueve desde el PRI un solitario precandidato, Raúl González. Dice traer la bendición del gobernador. Su desconocimiento de la política, su escaso posicionamiento entre el electorado matamorense, su gris papel como miembro del gabinetazo de Egidio Torre Cantú, su nulo consenso entre los grupos de poder locales, no lo han desanimado. Al contrario: con un optimismo desbordado, casi alucinado, anda en precampaña. Pero no anda solo: le ayuda su hermanita. ¿Le alcanzará para ganar la diputación?..

 Faltan unas semanas para salir de dudas.

 Total: no va a ser la primera vez que pierdan el gobernador y su candidato en esa procelosa sede de una porción de la siempre sádica, canalla política tamaulipeca.

Más artículos de José Ángel Solorio
El Partenón
Martha Isabel Alvarado

¿Así o más veloces?

Martha Isabel Alvarado

José Luis B. Garza

Visas y comercio fronterizo

José Luis B. Garza

Carlos López Arriaga

Ineficaz lavado de imagen

Carlos López Arriaga

Clemente Castro

La confianza se construye

Clemente Castro