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Es tiempo no sólo de soñar sino de sembrar la semilla y apostar por lo imposible: Pérez Tamayo

Angel NAKAMURA

27 de noviembre, 2011

Ruy Pérez Tamayo se llevó la ovación de los directores de facultades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y de cientos de docentes de la máxima casa de estudios de la entidad.

El doctor honoris causa 2011 que compartió junto con Enrique Ortiz y Víctor Manuel Vázquez Zárate el máximo galardón que ofrece la UAT, leyó un mensaje emocional donde invitó a las personas a atreverse a realizar las cosas imposibles para cambiar lo posible en la actualidad.

De origen tampiqueño, el médico, académico e investigador, recordó que perteneció a la generación que en los años 60s del siglo pasado, iniciaba su trabajo profesional y académico en un contexto latinoamericano profundamente esperanzado y critico, “sueños y luchas que vivieron momentos importantes y que recurrentemente fueron aplastados o traicionados como el movimiento de 1968 en México la experiencia de Allende en Chile, la revolución Sandinista en Nicaragua, entre otras.

“El consenso de Washington colocaría al libre mercado como la única vía para crecer y desarrollarse, se irían debilitando o perdiendo con ello la planificación territorial, el contenido social de las políticas, los espacios autónomos de producción y gestión de los servicios, las prácticas comunitarias y colectivos y defensa de los derechos territoriales de los pueblos, se nos impuso un modelo conducido por quienes Octavio Paz denominara, los adoradores de la estúpida y suicida religión del progreso infinito, caracterizado por el florecimiento del individualismo, el consumismo sin límites, la especulación y la competencia salvaje”.

Consideró que esta falta de opciones productivas para las jóvenes el desempleo y desigualdad creciente, generaron, entre otras graves consecuencias la depredación de la naturaleza, el incremento de la exclusión y pobreza, la perdida de la diversidad biológica y cultura, “y lo que hoy nos duele más en México: la instauración de la barbarie y en consecuencia de la desesperanza y el miedo que paralizan a gran parte de nuestro pueblo”.

Destacó que el impacto social de estos hechos moviliza hoy grandes masas que cuestionan no solamente profundamente el modelo sino el concepto mismo de desarrollo que ha llevado su divulgación por las Naciones Unidas en la postguerra a la concentración del poder económico y político en unos pocos y a la exclusión acelerada de los demás.

“¿Cómo transformar la protesta en propuesta, como cuando se nos ha convencido de que toda propuesta, para ser viable, debe moverse entre los limites de lo posible? Hoy, cuando lo posible hace imposible la vida de las mayorías, ha llegado el tiempo no solamente de soñar sino de apostar por lo imposible, de hacer posible otro mundo que inspira los encuentros masivos del foro mundial social y la realización de millones de pequeñas experiencias y prácticas transformadoras, aun desvinculadas. Que van sembrando la semilla de un futuro posible, construido de los lugares por colectivos organizados que las autogeneran y conducen.

Pérez Tamayo refirió que hoy se ve en Europa llamados serios al decrecimiento, que no es otra cosa que frenar el ritmo salvaje de un crecimiento que está llevando al mundo al caos, a la recesión y colapso, “se busca una mejor distribución de los bienes comunes y de los recursos para que alcance para todos y avanzar hacia una vida mas sobria en el consumo y más rica en valores que nos lleven a estadios mas altos de humanización”.

Refirió que América del Sur se plantea y eleva en las constituciones de Bolivia y Ecuador, el concepto de buen vivir como alternativa al modelo vigente, “y aclaro, vivir bien no es vivir mejor, lo que lleva la acumulación a costa del otro, hablo de reestablecer el equilibrio y la armonía con la naturaleza, con la madre tierra conciente de que todo esta correlacionado”.

Consideró necesario un cambio profundo de conciencia, que en consecuencia implica cambios culturales de fondo que propicien la solidaridad, la complementación, el apoyo mutuo, la convivencia pacifica, el respeto a los diferentes y el amor, componentes fundamentales de un nuevo paradigma.

“No son sueños, es lo que estamos peleando todos los seres humanos, no podemos esperar que esto suceda a partir de la sola indignación y la protesta, ni siquiera de la propuesta que se hace a partir del conocimiento científico o de la inspiración mística o creadora, hoy mas que nunca es necesario ensayar y poner en practica, propuestas que apunten a la transformación radical de nuestra manera de pensar y hacer radical en el sentido de rescatar las raíces humanas más profundas”.

Con la voz temblorosa y a la vez segura, concluyó, “son estos valores que nutren nuestra relación con los lugares específicos donde habitamos y que nos hacen a la vez ciudadanos de un mundo del que somos los principales responsables, es desde esta perspectiva que orienta mi búsqueda, mi compromiso., mi quehacer actual que recibo con gratitud y que me anima a seguir adelante”.

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