Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
18 de marzo, 2012
El proyecto panista tamaulipeco, se fue a pique. La ex subsecretaria de Salud, Maky Ortíz Domínguez golpeó la línea de flotación de la nave azul. Cuando el ex alcalde reynosense Francisco García Cabeza de Vaca, se preparaba para iniciar una trepidante carrera y posicionarse en la entidad y construir condiciones par la alternancia en la gubernatura del estado, llegó la dama y salió con su “domingo siete”.
La enfadada mujer, no aguantó la presión y la frustración que suele acarrear la derrota. E hizo lo que cualquier hijo de vecina quien apenas empieza en la política hubiera hecho: impugnó la elección deslegitimando el triunfo de Cabeza de Vaca. Y de paso, se echó encima carretadas de lodo.
El entrampamiento de la elección de la fórmula para del Senado ha sido el problema político más letal que ha vivido el PAN de Tamaulipas en toda su historia política. Nunca como ahora, el partido albiazul había tenido un escenario tan amigable, feliz en una contienda electoral como en la que recién inicia. Con un PRI que puso en marcha su campaña en medio de notorias muestras de inconformidad y de desequilibrios políticos internos por la postulación de Manuel Cavazos Lerma; con una fórmula al Senado con evidentes fracturas –Lupita Flores anduvo a regañadientes al lado de MCL por el berrinche de ir en segundo sitio-; con un PRI estructuralmente debilitado y sin liderazgo; con candidatos priistas en los ocho distritos de muy bajo perfil, el escenario se veía adecuado para que los nuevos cuadros panistas emergieran con fuerza y achicaran las posibilidades de los tricolores.
Pero no.
Llegó Maky y todo lo trastocó.
En lugar de andar fortaleciendo la estructura azul en la entidad, los candidatos panistas están en la reyerta. En lugar de invertir tiempo en ampliar y articular alianzas, Cabeza de Vaca está a la defensiva cabildeando en las instancias nacionales para que no le manchen su elección. En lugar de que Maky sume esfuerzos para derrotar al PRI tamaulipeco, se exhibe solícita y obsequiosa con los enemigos de su compañero de fórmula.
Los resultados de ese encono, más parecido a un pleito de barriada que a un diferendo político, no son nada enaltecedores para el PAN y sus candidatos. Los priistas Cavazos Lerma y Lupita, andan que saltan de gusto. Sus propios enemigos se pusieron a trabajar para ellos. De un inicio de campaña trompicado y errático, pasaron a ser los protagonistas mayores de la contienda y se transformaron gracias a los favores de los panistas iracundos, en los dueños de la agenda electoral en Tamaulipas.
De aquel impetuoso y triunfalista Cabeza de Vaca poco queda. Ha desaparecido de la carga mediática como candidato de fortalezas; aparece en los medios como el candidato impugnado, espurio, ilegítimo. Y la legitimidad, es una de las prendas más valiosas de todo candidato. Sin legitimidad un candidato es un hombre al agua. Sin legitimidad, un candidato se percibe grotesco pidiendo el voto de los ciudadanos. Porque… ¿Si no lo quieren dentro de su partido, porqué el ciudadano común lo va a favorecer con su apoyo?..
Ese es el gigantesco costo de la ilegitimidad.
Es tan necesaria la legitimidad –es decir el consenso y la aceptación- como los recursos partidistas estructurales. Maky, como mujer despechada, parece decir con su actuar que la Senaduría es para ella o para nadie. Y como va, parece que va a lograrlo.
Tanto Maky como Cabeza de Vaca son temperamentales, cuando hay que dar paso a la racionalidad política. Tan ríspido está el asunto, -como en todos esos casos que dos aspirantes no se ponen de acuerdo-, flota en el ambiente un “tercero en discordia”.
Probablemente, ambos panistas, no soportaron el peso de un escenario que exige temple, serenidad y visión de futuro. Ofrecen la certeza de que ese espacio es demasiado para ellos.
Como dice Cavazos Lerma:
“Ahí, sólo nadan los tiburones…”