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Nos han robado la esperanza

Martín SIFUENTES

3 de noviembre, 2009

Según un reporte del Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos, con sede en Reynosa, en los últimos 4 años, es decir, de enero de 2005, a la fecha, se han rescatado a casi 400 cuerpos de indocumentados, de las márgenes del Río Bravo, tan solo entre la frontera de Texas y Tamaulipas. (392, para ser exactos, 366 hombres, 26 mujeres) Nos debería de llenar de vergüenza esa cifra de 400 mexicanos muertos. No se precisa, aunque se supone, que la mayoría murieron ahogados en las traicioneras aguas. Pero otros, seguramente fueron asesinados, robados, engañados, violados. Que pena. Porque seguramente llegaron a las orillas del río con una enorme ilusión. Y encontraron la muerte. Esos muertos, solo representan un pequeño número en relación a los que si logran llegar a los Estados Unidos diariamente. Con toda la tecnología, con todo el aumento de efectivos de la Patrulla Fronteriza, con todo el presupuesto para desalentar la migración ilegal, nada puede detener esto. Y aunque sea un fenómeno que requiere de un análisis más que profundo, así, rápidamente se pueden llegar a conclusiones inobjetables, como las causas de esto, de la migración, y de las muertes: Muchos mexicanos se arriesgan por hambre. Porque nuestro gobierno ha sido incapaz de sostener una política alimenticia adecuada. Un gran porcentaje de los indocumentados, son gente del campo, que por falta de apoyos, abandonan sus tierras y toman el camino a la frontera. Lo hacen porque no tienen forma de alimenta dignamente a su familia. Se van porque no hay empleo. Porque quienes nos gobiernan han sido ineficaces a la hora de promover el crecimiento industrial, porque no han sabido sostener un crecimiento económico, y nos han llevado a la escasez de oportunidades laborales más profundas de los últimos tiempos. Muchos de quines se arriesgan a cruzar el río, son jóvenes que no encontraron en su país un empleo que les diera la opción de vivir decorosamente. Porque nuestros políticos y gobernantes son corruptos y abusivos. El ejemplo más claro lo acabamos de ver con la aprobación de la Ley de Ingresos. Los legisladores se olvidaron del compromiso social con quien lo llevó a ocupar el cargo que hoy ostentan. Respondieron a los intereses de su partido y traicionaron la confianza de su gente. Y de nuestros gobernantes, aquellos que viven como reyes, el pueblo ya no espera nada. Se han robado un tesoro; la esperanza de millones de mexicanos. Por eso. Por eso, se seguirán yendo miles de mexicanos. Y lo más triste y doloroso, por eso, se seguirán muriendo muchos mexicanos en el río Bravo….
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