Con todo el Poder de la Información

Luis Alonso Vásquez

Dirección General

Martha Isabel Alvarado

Sub Dirección General

Logotipo Reportes en la Red
Cd. Victoria

Un coyote ingenuo y cojo

Max Avila

2 de junio, 2010

Se ve y se siente que la mayoría de los candidatos no disfrutan sus campañas. Pareciera que al enfrentar la realidad de sus presuntos electores caen en estado doliente o de shock que pa’l caso es lo mismo. Es entonces que la risa congelan y como que se van a las cuerdas esperando lo peor. Y lo peor es la exigencia de cambiar las cosas. Por diversas razones los tales candidatos no están en condiciones de resolver los problemas conocidos, unos por inexpertos, otros por carecer de recursos y los más porque no les pega la gana, “ni que fuéramos madres de la caridad”, como dijo uno de esos que seguramente será inquilino del congreso local. El asunto es que los candidatos sufren, aunque no todos porque en tiempos pasados este capítulo necesario de legitimación con frecuencia se convertía en pachanga. Como es la política pues, puro rico vacilón. Pero no todos han sufrido digo, recuerdo la campaña de Salvador Barragán Camacho pa’ senador de la república. Era dirigente nacional de los petroleros y ya imaginará que no había hambres. El convoy era una especie de bohemia ambulatoria y conocido fue que pa’ completar la fiesta “chava” literalmente secuestró a su barman favorito, cuyo hábitat fue instalado al fondo del autobús principal. ¡No’mbre, una chulada!. Y era tanta la irreverencia de “chava” que llevó su campaña una ocasión a estadio de CU en el defe. Un domingo de fútbol, entre porras, alentado por sus compañeros e incitado por el inseparable grupo de música tropical, se dejó caer con sendos “palomazos” de canto y baile. Había que ver al carismático líder en su mero mole. Y después como un César, desde su palco arrojar cientos de tortas y “chelas” al respetable que lo vitoreaba hasta agotar existencias. En aquellos días el candidato a la otra senaduría era Américo Villarreal Guerra mismo que seguía de reojo las locuras del dirigente, por pueblos, villas y ciudades de Tamaulipas. Por supuesto pagaba el petrolero. No podemos decir que “chava” sufrió su campaña, por el contrario fue quien más la disfrutó. Con las proporciones guardadas, algo parecido a Mario Santos Gómez el cacique sindical también ya desaparecido, cuando le tocó ser diputado federal en dos ocasiones. Usted dirá que antes los problemas se tomaban a chiste y pue-que tenga razón, aunque la política y sus merecimientos siguen siendo los mismos. De ahí que al de la voz extraña el sufrimiento de los actuales candidatos, pero ya le digo que no todos caen en la depre por sus limitaciones. Hay uno cuya vida es un canto de alegría, “el coyote” le dicen y responde al nombre de Víctor Contreras, bueno, responde cuando quiere, cuando no pssssss le vale madre. Bohemio, amigo de la noche y de sus pecados, como los gatos de azotea, “que salen en busca de una gatita, en esa hora maldita en que los bares a punto están de cerrar”, cual dijera el magister Sabina. “El coyote” que pa’ acabarla es periodista y cojo, tiene un sentido de humor tan especial que ni él se aguanta la risa por vivir en este mundo de broma. Y sin embargo, es lo más serio de la política que se practica en la capital del estado. Víctor es candidato a diputado pero sabe, bien que sabe, que no ganará porque sus adversarios le llevan la ventaja de la abundancia, y es que “el coyote”, ¡oh, desgracia!, decidió ser habitante natural de la jodencia, aunque a veces quiere pasarse de rosca. Y mientras sus contrincantes sufren la pesadilla de implorar el voto, Víctor disfruta sus caminatas calle a calle, casa por casa, beso a beso de las chicas guapas y las no tan guapas,- ¿”gandalla”?-,y hasta se carcajea cuando critican su ingenuidad, aunque estas jornadas tienen su recompensa al final del día, ¿qué tal una buena botana, unos tragos y los boleros “llegadores” de Raúl Mares?. SUCEDE QUE ¿Secuestró un grupo guerrillero a “el jefe” Diego?. Algunos analistas de los que sí saben, parece que se inclinan por dicha posibilidad. Hasta la próxima.
Más artículos de Max Avila
El Partenón
Martha Isabel Alvarado

¿Así o más veloces?

Martha Isabel Alvarado

José Ángel Solorio

Las lecciones del Zócalo

José Ángel Solorio

José Luis B. Garza

Visas y comercio fronterizo

José Luis B. Garza

Carlos López Arriaga

Corcholatas tras las rejas

Carlos López Arriaga

Clemente Castro

La confianza se construye

Clemente Castro