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Max Avila

21 de junio, 2010

¿El gobierno civil puede o no con los problemas esenciales del país?. A simple vista las cosas se han complicado y con todo el dolor del corazón hemos de aceptar que la república sufre en lo más profundo de su ser, sea que las autoridades, impotentes e irresponsables, no solo se han tirado a la güeva olvidando que la razón fundamental de las instituciones es crear condiciones para una mejor convivencia. No olvidéis que las instituciones costaron demasiado como pa’ que a estas alturas no produzcan resultados apetecibles al hambre y sed de justicia mexica. Y ha de disculpar pero en eso de la convivencia el gobierno panista como que prefiere dejarse llevar por las circunstancias sin cumplir con la tarea que la buena política demanda. De manera que el gobierno como tal está reprobado y de él solo debemos esperar pesares, y muchas y variadas decepciones que repercuten en la perruna existencia a que estamos destinados. De manera que los civiles no pueden gobernar y menos los del PAN, y no hace falta mucha ciencia pa’ entender que ya solo nos resta tocar a las puertas del cielo en demanda de un milagro. Y todavía habrá que ver si san Peter nos recibe, y ojalá esté de buen humor. Pero ni crea que ese milagro podría llamarse Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones o Beatriz Paredes, mucho menos cualquiera de los que Calderón presume como solución a la desgracia nacional. ¡No’mbre!. Es tan grave la situación que el escribidor hasta supone que estamos obligados a reinventar el país. ¿Estamos?, bueno, están las nuevas generaciones que echaran pestes cuando conozcan el estado lamentable en que entregamos la nación. Obvio, ya imagino las mentadas que ya veremos de a como nos tocan. El asunto es que la solución de los problemas ya no puede esperar, pero ¡ea! que aquí está el peligro. Si los civiles no pueden con el paquete y el país va dando tumbos por el desfiladero, se impone cambiar el rumbo, pero ¿hacia dónde?. En este sentido las experiencias han sido dolorosas y por lo general nos han hundido y sin embargo hay evidencias de que podríamos caer en un abismo del que quién sabe cuando saldríamos, si es que salimos, si no, pssss no. No le demos más vueltas, aquí el riesgo es que las armas de la república tomen el poder como ha sucedido en tiempos difíciles. Usted dirá que cuando el ejército decidió asumir el gobierno fue por conflictos políticos, pero fíjese que no porque el caos incluía las difíciles condiciones de sobrevivencia de las mayorías. Sea que el país estaba “quebrado” moral, política, social y económicamente, igualito que ahora. Y ni modo que sea invento. Usted agregará que entonces no teníamos una selección que hiciera soñar con el campeonato mundial de fútbol. Y tiene razón, aunque con la ventaja de que nuestros ancestros no estaban enajenados. Además en esta clase de circos ya sabe que los ganones no comparten maldita la cosa. Y refierome a los grandes consorcios refresqueros, fritangueros, bancarios, televisivos, etece, etece. El de la voz está preocupado y no es para menos cuando México se convirtió en una piñata a la que todos pegan. SUCEDE QUE ¡Bingo!. Por su propia confesión ahora sabemos que el obispo Antonio González Sánchez conserva el celibato y por lo tanto, desmiente los rumores que lo ubican como un libertino “don Juan” que cual “charrasqueado”, no deja ni una flor. Mmmmmmmm. Dicese de Manlio Fabio Beltrones que ahora mismo realiza precampaña presidencial por algunas regiones de Tamaulipas, y como Peña Nieto también tiene sus fans que empiezan a asomar. Fijaos en algunos “grillos” de la frontera que decidieron salir del clóset. Y hasta la próxima.
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