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7 de septiembre, 2011

Dicese de las verdades desnudas que existen, ¿alguien las habrá visto?. Esta podría ser una de ellas: los políticos lo que menos desean es dejar huella, razón por la que les importa un bledo aprobar la respectiva reforma. Usted levantará la ceja izquierda y exclamará con justa convicción: ¡Ah, chingá!, al tiempo que interrogará: “¿que jijos tienen que ver huellas y reforma?”.

Elemental. La propuesta de Calderón que este miércoles aun dormía en los archivos de la cámara de diputados, señala la posibilidad de que los funcionarios de elección pueden ser reelectos, lo cual significa paralizar buena parte del ejército de gandallas que transitan por el país siempre en busca de ascensos.

¿Cuánto puede interesar a un alcalde reelegirse?. Pa’ mi que nada, nadita de nada, si con tres años ha de quedar hasta la coronilla de broncas, recortes presupuestales, problemas y toda la variedad de reclamos que lo asaltarán hasta en misa de doce. Digo si es un edil responsable. Y todo esto pa’ que le pidan repita, “ni que fuera alka-seltzer”, diría el inolvidable Javier Sandoval.

Seamos realistas, el regidor quiere ser alcalde, éste diputado local y al legislador le anda por saltar a san Lázaro para de ahí convertirse en senador de la república y despuesito gobernador. Aunque no lo crea, más o menos en ese orden se han dado casos, aunque en Tamaulipas resultamos más trinchones porque algunos hubo que de presidentes municipales aterrizaron en gobernadores como Manuel Ravizé, hombre de sublime suerte quien a pesar de serias sospechas debido a su gestión en la Junta Federal de mejoras materiales tampiqueña, así se llamaba, sustituyó a Balboa.

A don Manuel lo señalaban de haber desviado recursos durante el ciclón “Hilda” de ingratos recuerdos para el puerto, conste solo desviado que no apropiado, y sin embargo fue premiado por Díaz Ordaz.

Es un ejemplo nada más de las contradicciones con que los mexicas nos topamos con frecuencia. El punto es que a los políticos no interesa la reelección porque de alguna forma les cortan la ambición. Desde luego el respetable tampoco está dispuesto a seguir padeciendo la misma burocracia que por años le hace la vida de cuadritos. Usted dirá que precisamente se trata de dejar en los cargos públicos a los más aptos. ¿Y quién lo va a decidir?.

En conclusión, la mentada reelección es una patraña más pa’ distraer a la república de los asuntos fundamentales. ¿Porqué no proponen la disminución de precios de la canasta básica o la eliminación de impuestos como el IETU y otros no menos nefastos?. ¡Ah, verdá!, de eso no estamos hablando.

Y ya “encarrerao el ratón” el escribidor insiste en que los políticos y sus respectivos partidos son la mayor desgracia de México. ¿Reelegirlos?, yo diría, ¡mejor “ajusilarlos”!. Viene a la memoria Genovevo de la O, revolucionario zapatista que en aquellos tiempos ocupó la gubernatura del DF, antes sí había gubernatura, cuya primera disposición fue: “¡Ajusílenme a todos los de corbata!”. No’mbre, nomás el corredero. Qué bonito, ¿no?. De esos sí necesitamos y muchos.

2.- En el inter, ya sabrá que la fuerza pública recuperó el edificio del PAN tan solo pa’ entregarlo a sus dirigentes todavía encabezados por Francisco Garza del Coss, ¿recuerda aquel jueguito infantil de “patada y cos”?, pues algo similar sucedió en el señalado operativo.

El de la voz precisa que junto con el inmueble debieron regresarles también la vergüenza, si es que alguna vez tuvieron, en considerando que la disputa interna inició al parecer, por un puñado de monedas. Creo que fueron treinta y de “pilón” el beso de Judas. Cualquier parecido de éste con Francisco García Cabeza de Vaca es mera coincidencia.

SUCEDE QUE

Una vacilada más de Luchino Cervantes es que para diciembre el PRI tendrá candidatos. Solo que sea el día de los Santos Inocentes, porque no me diga que los interfectos estarán en campaña cinco meses y medio. Pssss, con  qué ojos mi alma si en el tricolor apenas completan pa’ trapeadores y en veces ni pa’ eso.

Y hasta la próxima. 

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