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El Presidente en el Primer Informe

José Ángel Solorio

27 de noviembre, 2011

 

El Primer Informe había terminado. Centenas de tamaulipecos en ordenada fila, esperaban ser partícipes de la salutación al gobernador Egidio Torre Cantú. El rector, José María Leal, el ex procurador y ahora comentarista de radio Francisco Cayuela –concretamente de la cadena radiofónica Mi Radio, cuya propiedad hasta los mismos trabajadores de esa corporación le endilgan al ex gobernador Tomás Yarrington-; el ex Secretario particular del defenestrado rector Jesús Lavín Santos del Prado, Jorge Ariel Castellanos; el dirigente del Movimiento Territorial del PRI, Heriberto Ruiz Tijerina; el ex diputado local, Felipe Garza Narváez; el rector del Colegio de Tamaulipas, Ruy Matías Canales; la vetusta lideresa de los trabajadores de los poderes del estado, Blanca Valles esperaban pacientemente entre verjas de seguridad, estrechar la mano de su jefe político.

(Y muchos otros, claro)

El ambiente era de cordialidad y relajamiento.

El protocolo oficial se había ido.

La clase política tamaulipeca, en corrillos comentaba las vicisitudes del evento.

Risas por aquí. Risas por allá.

El Poliforum era una tertulia.

  Los casi 5 mil asistentes se habían marchado.

  En una silla, rodeado por centenares de sillas vacías, el victorense quizá más conocido en el mundo, José Sulaimán Chagnón estaba ensimismado. Solo. Se veía cansado. De traje gris, corbata oscura y camisa blanca. Una celebridad, por dondequiera que se le viera.

-Hola-, le dije.

-Hola...-, dijo.

Y me tendió  la mano.

Me sorprendió  su mirada juvenil, y el timbre de su voz claro, preciso, categórico.

-Me gustaría platicar con Usted…-, comenté.

Afable, con la naturalidad de quien se ha movido entre reflectores desde hace décadas, respondió:

-¡Cómo no!

  Se puso de pié. Algún problema con su pierna derecha, le hizo esforzarse desproporcionadamente para dejar la silla. Íbamos a iniciar la charla, cuando un grupo de admiradores del Presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), le llamó.

 -¡Venga, venga!..-

  Opté  por no interrumpir el encuentro. Los hombres que los requerían, eran en su mayoría, descendientes de árabes –como lo es Sulaimán- residentes de Tampico.

  -!Es Usted, un chingón!-, le disparó uno.

  Sulaimán sonrió. 

  Dejó  resbalar el elogio y saludó a sus amigos.

  A los jaibos, les valía madre la política. Los ahogaba una interrogante desde que vieron a los lejos al Presidente del CMB.

  -¿Porqué  perdió Juan Manuel Márquez..?

  Como si la esperara:

-Fueron los comentaristas de TV Azteca. ¡TV Azteca es una hija de su madre! Machacaron que Márquez había derrotado a Paquiao y la gente lo creyó.

-Pero nunca le habían pegado tanto a Paquiao…-, puntualizaba uno de los fans de Sulaimán de rostro sanguíneo.

 “Bueno eso, sí”, reconoció el Presidente de la CMB.

Otro tampiqueño, le cerró el paso:

-Pero también fue un asunto de los jueces… Porque yo vi que de inmediato al terminar la pelea, el manager de Paquiao se dirigió a los jueces.

 “Bueno, es que a Bob Arum (manejador del filipino) le gusta el color verde. A él sólo le interesa el dinero”, explicaría Sulaimán a sus connacionales.

Luego, mostraría sus blanquísimos dientes en una sonrisa concluyente.

Quedaba claro: los comentaristas de TV Azteca generaron la histeria triunfadora de los seguidores de Márquez, al tiempo que el responsable de la esquina del filipino, negoció con los reyes del boxeo de pantalón largo.

Los porteños, no logaron descifrar el galimatías.

Vi entonces, a seis amigos del jabonoso y escurridizo Sulaimán Chagnón estupefactos; colgados en sus propios signos de interrogación.

La escurridiza retórica del hombre fuerte del CMB había triunfado.

  Extendió la mano a sus interlocutores y les dijo:

-Me retiro, porque se me va el avión…

De inmediato, tomó de la mano a un asistente que lo apremiaba a retirarse y cruzó el Poliforum con paso triunfador pero oscilante.

 Entendí entonces, porqué el victorense (Victoria lo ha hecho suyo, pero su biografía dice que de padres libaneses, nació en Valles SLP), ha hecho ver a Porfirio Díaz como niño de pecho: ha mantenido el control de la CMB por más de 35 años.

 

 

 

 

 

 

 

 

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