Reynosa, Tamaulipas
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
    
  
  
  
    
    2 de mayo, 2012
1.- Años hubo en que algunos estudiantes nos reuníamos con líderes obreros a elaborar flamígeros manifiestos siempre contra el capital explotador y a favor del proletariado. Hacíamos referencia a las luchas emancipadoras destacando la heroicidad de los trabajadores de Cananea y Río Blanco, a los batallones rojos de la Revolución, a la fraternidad mutualista y desde luego al fantasma que desde el siglo X1X recorría al mundo desarrollado, sea la Internacional Socialista que fue base y esencia de la gran Revolución de Octubre con Lenin y Trotsky, sus hacedores.
Inflados de orgullo escuchábamos a los dirigentes leer aquellas frases e ideas en la fiesta de los trabajadores. Por lo general había dos desfiles, uno oficial y el otro, “el esperado”, al cual la gente seguía por callejuelas y barrios hasta desembocar en la placita que justo se había ganado el nombre de “Primero de mayo”.
Ahí un solo orador, Vicente Huerta, quien mantenía la atención por horas, hasta que se quedaba sin habla. Entonces lo trepaban en hombros y así recorría varias cuadras. De verbo implacable, el dirigente retaba al gobierno, a la policía, a los empresarios y a todo lo que significara poder en la seguridad de que eran responsables de la pobreza de las mayorías.
Esta clase de eventos eran desahogos que funcionaba como válvula de seguridad, aunque en ocasiones no lo entendía la policía que cargaba con ferocidad sobre los más acelerados incluido uno que otro líder, por ello no era extraño que al inicio de sus discursos Vicente Huerta mostrara el amparo que lo blindaba contra cualquier acto de fuerza por parte de las autoridades.
Eso era antes. Ahora como que los obreros cayeron en la resignación. Por supuesto existen destellos en otras partes, sin embargo aquí no pasa nada, nadita de nada. Ya ni siquiera escuchamos los reclamos permitidos en el menú oficial de la inconformidad. Usted dirá que mucho tiene que ver la impotencia. A lo mejor que los sindicatos han perdido membrecía y por lo tanto fuerza o que las dirigencias se encuentran más comprometidos al ser premiados con cargos de elección, lo cual no deja de ser lícito dentro de los usos y costumbres del sistema.
Tal vez las oportunidades son más y eso aminora la inquietud y el coraje de “los indignados”.
Sea como fuere los trabajadores dejan pasar la oportunidad de manifestar sus molestias por la situación que viven considerando que el primero de mayo es una fecha donde autoridades y proletarios coinciden en la forma y manera de mejorar las cosas. Aceptemos que la confrontación es asunto del pasado y que vivimos tiempos de modernismo político bajo cuyo código las huelgas son casi inexistentes. Esto es una realidad, aunque también realidad es que los problemas persisten y que el capital y la fuerza de trabajo siguen siendo enemigos irreconciliables. Si existe plusvalía entonces también hay explotación. ¿ o no?. Se me olvidaba, este primero de mayo en la capital del estado a última hora se suspendió el tradicional desfile. 2.- Mientras tanto los políticos recurren a los niños. Solo eso nos faltaba pero ya estamos aquí, en la parte más difícil de la credibilidad. El escribidor opina que ni Peña Nieto ni Josefina Vázquez Mota tienen necesidad de valerse de la inocencia infantil para ganar adeptos. No es lo mismo que López Obrador aparezca con su hijo como el compromiso a cuestas de un mejor futuro para las generaciones que crecen. Entendemos que el IFE lo permite y por lo tanto es legal la aparición de niños en la política de adultos. Uno de los argumentos podría ser que deben ir aprendiendo del mundo que heredarán. En este sentido deseamos que sea excelente lección. Que así sea.
SUCEDE QUE
Y bueno, contrario a lo que sucede en otras partes, aquí en Tamaulipas al IFE no le interesa organizar debates entre candidatos de elección. Así lo dio a entender Arturo de León Loredo, consejero presidente quien con singular alegría se lava las manos pasando la responsabilidad a los propios candidatos. “Ahí si ellos quieren”, afirma el funcionario y uno reflexiona: a lo mejor tiene razón, ni modo que debatan sobre quien puede ser el más rico en promesas o el más pobre en acciones, digo, si a mentiras vamos, ¿para qué perder el tiempo?.
Y hasta la próxima.