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Elección aburrida

Martín SIFUENTES

5 de noviembre, 2012

El impacto que tiene en México el proceso electoral estadounidense se puede observar desde diferentes ángulos. Pero a la mayoría ni le va ni le viene. Una reciente encuesta realizada en el Distrito Federal, demostró que el 70 por ciento de los encuestados apenas si estaba enterado de esa elección. Y que solo conocen a un participante, Barak Obama.

Pero a los mexicanos que nos asomamos a ver el ejercicio electoral en el país vecino, no deja de asombrarnos que esa elección no la gana quien tenga más votos ciudadanos. Por eso, de entrada, la calificamos como complicada. 

Y a la vez nos sorprende la tranquilidad con la que se aceptan los resultados. Aun en aquella complicada votación entre Bush Junior y Al Gore, que tardó mucho en su desenlace, nos impactó la frialdad con la que aceptó el resultado el perdedor.

Es cierto, son elecciones frías. En nuestro país estamos acostumbrados a que un proceso electoral nos mueva en todos los ámbitos de la vida. Allá no.

También es verdad, en Estados Unidos vota un porcentaje muy bajo de la población. Aquí votó casi el 70 por ciento y muchos aun no creen en el resultado.

Los sistemas electorales de ambos países son muy distintos, quizás los dos estén llenos de vicios y defectos. Pero no están para aprenderse uno del otro o de copiar modelos. Son dos cosas total y absolutamente diferentes.

Si, Estados Unidos tiene una democracia más solida que México, pues no han vivido a lo largo de su historia periodos de autoritarismo como nos ha pasado en México. Sus ciudadanos hoy gozan de una igualdad que lamentablemente en nuestro país estamos lejos de tener.

E. U. y sus habitantes tienen un mayor arraigo con la democracia. Hay que reconocerlo. Somos sus vecinos, pero no somos su preocupación.

Por eso, lo que algunos mexicanos esperamos de los candidatos americanos, nunca lo oímos o leímos.

Los temas que interesan en México, prácticamente fueron ignorados en los discursos y debates de campaña. Ni Obama, ni Romney le dedicaron tiempo al análisis del problema migratorio. Ni ahondaron en el asunto de las armas que exportan. Olvidaron el narcotráfico y sus consecuencias.

No les importamos. No somos su prioridad.

Pero no importa. Su elección es muuuuy aburrida.

 

 

 

 

 

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