Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
18 de diciembre, 2012
Siempre habíamos asegurado que una de las máximas virtudes de los miembros y simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional, al menos en Tamaulipas era la disciplina.
Continuamente lo habíamos establecido, porque era de llamar la atención como los tricolores se acataban a las disposiciones de sus dirigentes y sin chistar, obedecían, se formaban y rara vez manifestaban un desacuerdo.
Pero me da la impresión de que las cosas están cambiando. Ya aquella época del ”seremos respetuosos de los tiempos” está quedando atrás.
Y por más esfuerzos que haga su presidente estatal, hoy en día, el PRI tamaulipeco, está lleno de indisciplinados que andan desatados y mostrando una hambre voraz de candidaturas.
Hace aun poco tiempo, era impensable que hubiera 18 “encuerdados” para solamente tres o cuatro posiciones, como en el caso de Matamoros. Y por el estilo anda Reynosa, Tampico y Nuevo Laredo.
Calcas, spots en radio, reuniones, posadas, y hasta anuncios espectaculares en grandes avenidas, nos lleva a preguntarnos, si acaso no estará todo esto fríamente calculado. Porque no es creíble que haya tal relajamiento de la tan reconocida “disciplina de partido”.
Y otro ejemplo del orden perdido: Últimamente es común el chantaje interno.
Me explico: Lideres que se dicen “operadores”, y que aseguran poseer una estructura, chantajean a pre candidatos, candidatos y a su propio partido, movilizando o inmovilizando, según sea su conveniencia, a la gente que presuntamente controlan.
Eso, en cualquier partido político en mundo, se llama traición.
Y en el PRI lo ven últimamente como una práctica común. Entonces, si que está cambiando el priismo.
Ahora solo falta ver las reacciones cuando se den a conocer las listas de los “candidatos de unidad”, como será en la mayoría de los municipios y distritos. Si en ese momento no se controla a los perdedores, el PRI correrá un riesgo.
Porque no tan solo se presentará un peligro de rebeliones, sino también una posibilidad de que los “rechazados” trabajen a las contras. Ya se han visto situaciones así. Y habrá muchos que no entren en las listas y se sientan tan ofendidos que busquen perjudicar a su propio partido.
Ese es el riesgo. Que el PRI tenga muy pronto al enemigo en casa.