Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
23 de abril, 2013
Las posiciones del PAN y el PRD, que han hecho tambalearse al llamado Pacto por México, no son más que el indicio de que el idilio va terminando.
Aquella “sana relación” que aplaudimos aun desde antes de que tomara posesión Enrique Peña Nieto, se ha ido deteriorando. La congruencia que resaltamos, ya no existe o prácticamente está en vías de desaparecer.
El asunto de Veracruz parece ser el pretexto perfecto. Y tuvo que ser justamente el PRI quien les dio esa arma a panistas y perredistas, para que marcaran la distancia del presidente y su partido.
Para volver a alinearse al Pacto por México, pondrán sus condiciones, y seguramente serán ventajosas. Vendrán días de estira y afloja. Para panistas, el sacrificio de Rosario Robles no sería suficiente. En cambio, los perredistas no le perdonan a la hoy secretaria de Sedesol el haberse “vendido” con el enemigo. Los del sol azteca serían felices al ver caer a Robles Berlanga.
Lo cierto es que la defensa y espaldarazo que le dio Peña Nieto el pasado viernes a su secretaria de Desarrollo Social, no fue nada afortunado. Y ocasionó un fuego innecesario, que hoy inútilmente tratan de apagar desde los Pinos.
Ya en esta semana, el Presidente Peña Nieto hizo un llamado a los partidos a buscar un mecanismo que blinde a los programas sociales del lucro electoral.
Vaya que hace falta.
Porque por todos los ciudadanos de este país de sobra es conocido que desde hace décadas, sexenios y trienios, los programas sociales han sido utilizados por los partidos políticos. Y los ha hecho el PAN, lo mismo que el PRD, y por supuesto, el PRI.
Ninguno de sus miembros lo puede negar.
Quizás hoy estamos en la coyuntura para acabar de una vez y para siempre con esas prácticas tan viles como indignas. Es decir, que se retome el Pacto por México y se establezca un compromiso, pero en serio, para que los programas de apoyos sean usados como debe ser, y dejen de servir como beneficio político.