Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
2 de octubre, 2014
En el venidero proceso electoral federal del 2015, el sistema político mexicano tendrá ante sí una prueba de fuego, ya que se pondrá en práctica la reforma política que da paso a las candidaturas ciudadanas.
Supuestamente, a través de esa modalidad, cualquier ciudadano, garantiza su derecho no solo a votar, sino a ser votado.
Sin embargo, a decir de expertos y analistas que han desmenuzado la dichosa ley, esta no es suficiente para dar igualdad a los ciudadanos frente a los partidos políticos, que seguirán gozando de toda clase de ventajas y prerrogativas.
En pocas palabras, un candidato ciudadano no la tendrá nada fácil ante la partidocracia, que desde luego, no está dispuesta a ceder ni un centímetro de terreno a la sociedad y mucho menos a que alguien sin partido pretenda ganarles una elección.
En la regulación que permite la participación ciudadana en un proceso electoral, parece que todo está planeado para desalentar a quien tenga la intención, pues de entrada, los requisitos son realmente complicados. ( Por ejemplo, que un aspirante a candidato independiente a la presidencia requiere recabar al menos 1% del electorado nacional, o sea 800 mil firmas que apoyen su candidatura dentro de un plazo de 4 meses, en tanto en la Ley General de Partidos Políticos establece que un partido solo necesita el 0.26% del padrón electoral para su registro, más o menos 208 mil firmas, es decir a un candidato independiente a la presidencia le piden casi 4 veces más firmas de las que le piden a un partido político para su registro.)
Con lo anterior, nos queda claro que es más fácil crear un partido político que una candidatura independiente.
Candidatura independiente que además, tendrá que enfrentarse a otro problema: No tendrá de entrada acceso a los recursos públicos para el financiamiento de su campaña.
Y no tendrá tampoco acceso inmediato a la publicidad en tiempos oficiales de radio y televisión.
Y demás, será objeto de una fiscalización excesiva, pues el origen de sus recursos para la campaña estarán revisados con lupa para evitar la infiltración de dinero sucio.
O sea, con todo esto la participación ciudadana se complica y se desalienta.
Hasta hoy, solo se ha sabido de dos casos de candidaturas independientes, mismas que por cierto, han tenido éxito, pero en ambos casos se trató de personajes ligados a partidos políticos y que incluso ya habían sido alcaldes, y que se acogieron a una candidatura civil, enojados porque su partido no los postuló.
Seguramente usted recuerda el caso de Raul Luna Tovar, un zacatecano que fue el primer ciudadano sin partido en ganar una elección.
Y después el famoso caso del ex alcalde de San Blas, Nayarit, un cínico llamado Hilario Ramírez, que al hacer campaña independiente para volver a ser presidente, aceptó que "robó solo poquito” la primera vez que estuvo en esa posición.
En Tamaulipas el congreso local ya hay ley secundaria que regula las candidaturas independientes.
Aquí se antojan un par de preguntas:
1.- ¿Habrá en nuestro estado un ciudadano común y corriente que harto de los partidos existentes, busque participar en la elección?
2.- ¿Veremos en Tamaulipas a políticos, panistas o priistas, resentidos que se rebelaran a sus dirigentes e irán por la vía independiente?