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23 de junio, 2011

En  mi calidad  de periodista  he asistido  al umbral de varios sexenios. Hasta ahora, todos habían iniciado en condiciones   normales. Quiero decir con esto: el crecimiento gradual de un proyecto; el ejercicio  del poder bajo patrones  de carácter ordinario. El rostro  anterior de los sexenios estuvo  determinado  por  circunstancias inalterables.

     Hoy, después de  más sesenta años, de política  priísta en Tamaulipas, la administración estatal  de Egidio Torre Cantú, no llegó a la primera esquina, regida por la palabra mágica  e idealizada, llamada SUEÑO. Su arribo fue presidido por otro concepto, alejado  del vocabulario romántico. Egidio llegó a palacio, escoltado por la palabra  DETERMINACION.

      Su  ascenso  al  poder, lo definió ante los tamaulipecos,  como un hombre decidido; resuelto,  y hasta cierto punto, osado  para  establecer  los límites necesarios, ante el desbordamiento  de los acontecimientos . A  él mismo, la realidad lo sacó de su casa y de su oficina, para meterlo de lleno a la política.

  Egidió, recuérdenlo bien, llegó al poder con los labios apretados  y el gesto duro. Pero su mensaje facial  no era para  amedrentar a la sociedad, sino  todo lo contrario: buscaba decirles sin palabras que  estaba dispuesto a cumplir con  la  encomienda  más compleja que un gobernante electo había recibido jamás.  A muchos de nosotros, en nuestro  papel de analistas,  nos  ha  tocado también la  tarea  de entender su estilo, y de interpretarlo.

   Hoy, poco a poco, el rostro de Egidio ha ido cambiando. No  hay trucos de mercadotecnia. Si  existiese una fórmula  especial para  arrancarle la sonrisa,  esa  ha sido el contacto  con  los  ciudadanos  y sus familias, en cada uno de los pueblos tamaulipecos. Ha sido un aprendizaje mutuo: la gente  ha percibido  al  gobernador, como alguien  que no tiene mucho rollo, pero a cambio les ofrece certeza  y sinceridad. San Fernando es el ejemplo más reciente.

  A  lo largo de estos  primeros seis  meses,  su gabinete  ha entendido perfectamente  el afán de éste  hombre  que, busca comunicar  más con hechos que con palabras.  Observado así, Egidio no es un político  publirrelacionista  que busque cuidar su imagen ante el futuro.

    Es, en rigor  un pragmático del poder, ensimismado en  resolver los temas fundamentales de Tamaulipas. El primero, el tema duro  se llama  SEGURIDAD. El segundo es el de garantizarle empleo  a las personas que aquí vivimos, o aquí llegaron, empujadas por la marea de sus circunstancias.

  Recientemente, durante  la reunión del consejo de seguridad,  y el anuncio de la llegada de los 2 mil 290 militares, para  cubrir  22 municipios, Egidio  recordó  a la sociedad, que ese fue un planteamiento que se hizo desde enero. Durante  toda esta primera mitad del  año, el mandatario ha estado  trabajando de lleno sobre éste punto.

 Muchas veces, a lo  largo de estos meses, declinó  las preguntas  de los medios sobre  el tema. Regido por una discreción personal y una disciplina  a toda prueba, Egidio desde  su llegada a la primera esquina, sabía su cuento.

Su lucha ha sido en todos los ámbitos. Pero especialmente en  su digna terquedad para tocar, y volver a insistir ante el Presidente  Calderón. Recuerden  esas conferencias magistrales ante el ejército y la  marina. Torre Cantú no estaba dando  clases de vanidad  intelectual, sino ganándose la confianza  de los altos cuadros castrenses, para convencerlos de su propuesta.

   En  su vida profesional, el gobernador es un admirador de dos  formas arquitectónicas: las torres y los puentes. Pero no lo seducen los acabados, sino  los principios,  las bases, los esbozos. Es un apasionado de las planchas y  los muros elementales, sobre los que  se sustentan las poesías de acero, como el Golden  Gate ó la Torre Eifel.

    Es de los que opinan que, en el fondo de cada verso escrito o erigido sobre la tierra,  hay   toneladas de esfuerzo.

  En el Tamaulipas de hoy, un puente y una torre están cobrando forma.

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     El  alcalde  victorense  Miguel  González  Salum inauguró ayer un salón desayunador  en la  escuela  “Gabriela Mistral”  de la colonia Estrella. Y  posteriormente,  participó en el arranque de obras de pavimentación en la colonia Ampliación Sosa.

  De manera cotidiana,  sin muchos aspavientos,  Migue  le cumple a sus gobernados. Y  ahí  la lleva, trabajando  de la mano,  con   su jefe político, el  gobernador.

    En  otro  tema, les informamos que, la que  anda bien  atareada  en temas partidistas,  a nivel  nacional,  es la victorense Cecilia Robles Riestra. La maestra Cecy, ha dicho a propios y extraños que,  agradece  ante todo a dios,  y  a su amigo el gobernador tamaulipeco  Egidio Torre  Cantú el hecho de  darle  la oportunidad de  trabajar donde a ella le gusta, que son  las tareas del partido. Cecy  le está  echando todos los kilos. Le deseamos suerte en su encomienda, que según nos enteramos,  abarca   estados como Coahuila, Nuevo  León, Chihuahua, Veracruz, San Luis Potosi  y Tamaulipas.

  Por otra parte, en   un  show mediático  y en una feria  de desahogos   vino quedando  finalmente  la  tan esperada reunión  entre  el poeta Javier  Sicilia y los demás participantes de la marcha ciudadana, con el  Presidente Calderón en Chapultepec.

  El  Presidente  adoptó  una de las 48 Leyes  del Poder de Robert  Greene, consideradas como recursos  válidos para salir adelante, ante situaciones difíciles. Una de estas  leyes o sugerencias, aconseja  asumir  una actitud  parecida a  la espontaneidad ó la franqueza. Con ello, se dice,  logras desarmar a tus adversarios. Calderón buscó  parecer más humano, un simple mortal de carne y hueso, y no el dios del Olimpo. Pero no llevó a García Luna  ni a los altos jefes militares. O sea , todo quedó en  una mutua catarsis. Pero ninguna solución de fondo.

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