Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
14 de julio, 2011
Desde temprana hora, las hormonas de la muchachada ya formaban remolinos de susurros y uno que otro grito en el patio interior de palacio. Poco después ya no supe lo que hacían, porque solo escuché los aaaaahhh de las chavitas desde el salón Independencia. “Eso es señal de que por ahí vienen ya”, dijeron algunos, en el recinto donde los del gabinete y algunos invitados de honor ocupaban sus asientos.
El resto, apretujados , mirábamos expectantes hacia el frente. Y sí, entró el gobernador con sus invitados: dos chavales delgados y sonrientes, eran los tamaulipecos sub-17, Julio Gómez y Alfonso González.
Julio es bajito de estatura; de cara redonda y tez morena, los clásicos rasgos de nuestra mexicanidad. Sus ojos destilan picardía, se ve que es despapaye en el buen sentido. Por su parte, Alfonso es un poco más reservado en sus gestos. Su piel es un poco más clara. Ambos iban vestidos con la camiseta versión oscura de la selección.
Lo primero que ocurrió ahí, fue un discurso de Enrique de la Garza Ferrer, dándoles la bienvenida.
Después hablaron los dos chavitos, Julio en primer lugar, más emotivo en su charla, muy vivillo en sus conceptos, buscando resaltar el nombre de su estado natal.
----Sentimos que nos portamos como guerreros en la cancha, y en nuestro caso, más aun, guerreros tamaulipecos.
Uno y otro agradecieron al gobernador la invitación. Se les veía muy contentos.
-----Este día es para ellos, dijo Egidio, este día no es para mí ni para nadie más, éste día es para que ellos lo disfruten. En unos minutos más, se trasladarán al estadio, donde les rendirán un homenaje, ante toda la afición. Hoy juega la Sub-20 contra el Correcaminos, la entrada es gratis, el gobierno estatal invita, dijo el mandatario tamaulipeco.
Julio y Alfonso le regalaron al líder de todos los tamaulipecos, dos camisetas de la selección. Egidio por su parte, también les tenía una agradable sorpresa: Un viaje todo pagado para cada uno de ellos y sus familias, con boletos de avión para que disfruten de unas vacaciones en el centro turístico de sus preferencias. Un Ipod, y algunos otros obsequios, todos en color naranja, concluyendo con dos vendas anaranjadas, lo cual provocó aplausos y sonrisas.
Enseguida vino la repartición de balones. El gobernador empezó a lanzarlos en cortito a los asistentes más cercanos, en aquel atardecer de lleno completo, en el segundo Piso de Palacio. Los primeros agraciados fueron niños y algunas damas, incluida la diputada panista Bety Collado. Después los lanzamientos tipo portero, fueron hacia el flanco de la calle 16, donde estaban todos los del gabinete, sentaditos en perfecto orden. El Procurador Bolivar Hernández no dejaba pasar la de gajos..todas las atrapaba y después las entregaba a los de la fila que estaba a sus espaldas. Si así fuera para la justicia, sería formidable, comentó alguien en cortito. Uno a uno los Secretarios fueron recibiendo su “oportunidad”. Roberto Danwin recibió una esférica y se la entrego caballerosamente s su esposa Liby.
Los funcionarios estaban expectantes..empezó la algarabía..¡acaaaa..! Acáaaa…vieneeee, vieneeee…Egidio sonreía, mientras Julio y Alfonso seguían firmando balones a todo vapor….
La raza más gritona , eran los mismos fotógrafos de deportes, que demandaban también su obsequio, desde el fondo del salón.
-----Acá, gober acaaaa, aviéntenos un balón, acá sí queremos uno, porque los secretarios lo que quieren es una diputación federal o una senaduríaaaaa jajaja, festejaban a tambor batiente, los ruidosos.
El gobernador estaba feliz. Se le veía realizado junto a aquellos dos pequeños héroes adolescentes, con los cuales posó orgulloso, al centro, arropándolos con ambos brazos por el hombro, como un padre orgulloso de sus chavos.
----Esto es como una bendición, había dicho Egidio, tras explicar que, con el triunfo de Julio y Poncho en la selección Sub-17, se confirma que la juventud tamaulipeca, está más allá de los escándalos de violencia. Y se han ganado un lugar de primer orden, en disciplina y deseos de superación. Simplemente, los primeros.
El tiempo se alargaba. Nadie se quería ir del Independencia, mientras afuera en el pasillo del segundo piso, los grupos de chavitas se agolpaban contra las puertas, con sus exclamaciones y sus porras.
Adentro, Egidio seguía repartiendo el balón, como el capitán indiscutible del sexenio. Discretamente ubicado, a unos tres metros del frente, estaba Pepe Cárdenas. A él le había tocado uno de los primeros balones, pero discretamente lo pasó hacia atrás. Sin embargo, la mirada del gobernador pronto lo volvió a ubicar. Le envió el segundo, y Pepé entendió la jugada: se quedó con él. Lupita Flores también estaba ahí, como mujer exitosa, en la política, una disciplina donde las féminas avanzan en su calidad de goleadoras, y mas en esta administración.
Morelos Canseco y Homero de la Garza, también tuvieron su oportunidad. Egidio siempre les concedió un lugar estratégico en el rumbo de sus balonazos. Alfredo González se portó tranquilo, mostrando una discreta sonrisa. “Uno para Alfredo, uno para Alfredo, exclamaba el Procurador Bolivar que andaba muy entusiasta. El Secretario de Finanzas dejó pasar varios balones, como sabedor de su poder. Era el experto del balón financiero. ¿Necesitaba algo más..?
Así se fueron agotando los balones, sobre la media cancha de palacio. No falta mucho, para que los movimientos de gol sean candidaturas a diputados y senadores. ¿Hacia quienes irán dirigidos esos magistrales pases del poder..?
El dueño del balón se reserva, el misterio de esas jugadas.