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Tamaulipas tiene, el Fonden que se merece

Fernando Acuña

21 de julio, 2011

El  Fondo  Nacional  de Desastres nuevamente  hace de las suyas: los recursos destinados a las víctimas  del  las inundaciones, siguen  galopando por la llanura bancaria, bajo las espuelas de sus jinetes. Aquí en Tamaulipas,  ninguna voz  se levanta para  exigirle al gobierno federal, cumpla con su  obligación administrativa de  soltar  los recursos que no son suyos. Mientras tanto,  las familias afectadas,  se las arreglan como pueden.

     Ningún partido, de esos que  se declaran listos para el 2012,  ha  dicho esta voz es mía, a la hora de defender a los  de abajo. Andan emocionados,  ante la cercanía   del evento más lucrativo del calendario electoral: la Feria del Hueso, donde  senadurías  y diputaciones  estarán en juego. Y  no crea usted que  se requieren  muchos méritos partidistas: en todas las siglas, la telaraña  se sigue tejiendo  de manera ortodoxa.

    A  la luz  de esta lastimosa  realidad, vemos como  el discurso  de la partidocracia,  se encuentra kilométricamente  alejado  de los intereses mayoritarios. Pareciera que, tanto  en el ámbito  de la militancia, como en lo que compete  al orden administrativo, existe  un persistente temor a cuestionar   el tortuguismo  del gobierno calderonista, en materia de  auxilio a las víctimas de desastres.

  Pero  esa excesiva prudencia que raya en  la parálisis,  no se  limita a las cuestiones ciclónicas, sino que  abarca otros rubros  estratégicos, como la salud: renglón  vital para  el desarrollo de  toda comunidad que se precie de   aspirar a una vida digna. Un botón de muestra,  lo constituyen las  recientes  declaraciones  del  Secretario  de  Salud  Federal,  José  Ángel  Córdoba Villalobos.

   Sin asomo de rubor, el mencionado ministro de la salud calderoniana, acaba de declarar que  el fastuoso  Hospital  de Especialidades  que se  encuentra enclavado  por el libramiento  de esta capital,  no   funcionará  al cien por ciento, hasta dentro de tres años. El mencionado  nosocomio  fue inaugurado  por  el Presidente  Calderón, y   en  esa  ceremonia,  que se llevó a cabo, de manera apresurada,  el mandatario  de Los Pinos dijo cínicamente que, a él no le gustaba poner primeras piedras,  dando a  entender que, lo suyo era cortar listones  de inauguración.

  Muy  triste el papel  del  Presidente, pero más triste aun, el papelón de nosotros los tamaulipecos, cuando  avalamos  y hasta aplaudimos que un  jefe de Estado venga a nuestra tierra, para  inaugurar  un hospital, desprovisto de personal,  y  huérfano del  presupuesto para operar con eficacia.

  Ese  y no otro es el caso  del  célebre  “Elefante  Blanco”, mismo que  ya forma parte  de las estadísticas de salud que presume el actual  sexenio federal. Estadísticas que usted y yo  como tamaulipecos,   sabemos que son una auténtica burla, para efectos de las crecientes  necesidades de atención  hospitalaria reclamadas  por la ciudadanía.

  Los  “caballitos  de  batalla  siguen siendo  el  General  y el Civil;  el IMSS  se defiende como gato panza arriba, y  el  ISSSTE  sigue convertido en una mazmorra de lamentaciones;  olores  nauseabundos y malos  tratos.

    En el ISSSTE solo  son atendidos  los  recomendados  de la  dirigencia  sindical, y eso  si  existe una llamada personal de Arnulfo  hacia  el Delegado. Solo así, porque a través de  los achichincles, la cosa  no funciona. Una enfermera e esa “institución”, confió  a un paciente, que las enfermeras  les inyectan agua a  los enfermos  que  se quejan a gritos de sus dolores. Entre  el perverso personal médico, existe  la creencia  que,  muchos de esos pacientes solo son chiflados, y hay que engañarlos con ampolletas de agua, pues su aparente dolor,  solo es psicológico.

  En  el IMSS, si usted tiene  algún familiar trabajando ahí, pues  ya la libró. De lo contrario,  se  las va a ver negras, pues difícilmente  va a encontrar quien  lo atienda como  un derechohabiente se merece.

  En  materia  de readaptación  social, específicamente en lo que compete al fuero federal, las cosas, desde hace muchos años, andan  de la patada. El  gobierno  de la república  se ha desentendido olímpicamente  de su  responsabilidad  en  un rubro crucial, para   resolver   la madeja  de  la inseguridad en el todo el país.

  Si  usted quiere  le seguimos con los temas  de  una política  federal, irresponsable. Pero,  le repito,  no tiene la culpa  el indio, sino quien lo hace compadre. O  lo que es lo mismo,  tenemos a la federación que nos merecemos, en nuestro papel de entidad, que   no sabe alzar su voz. Y  cuando   los voceros presidenciales  nos injurian desde  el altiplano, agachamos la cabeza,  y  solo ofrecemos nuestro silencio.

  Hace algunos días,   cuando le preguntaron al  Secretario General  de  Gobierno, por   el  absurdo  y lesivo tortuguismo del  FONDEN, contestó  con las siguientes palabras:

-----Son más  los  beneficios  que los  daños que nos  han  dejado  las  lluvias.

  Con  lo anterior,  estaba validando de alguna forma,  el  criminal  burocratismo  de una dependencia como  el FONDEN,  que  depende de la  Secretaría  de Gobernación, y que siempre  ha  actuado con negligencia.

  Ni una sola frase salió  de esa influyente boca,  para  cuestionar   el  insensible retraso en la entrega de los apoyos  para  las  familias afectadas por  las inundaciones.

  Lo  dicho:  existe  una especie de consigna para que  el gobierno calderonista no sea molestado ni con el pétalo de una rosa en Tamaulipas.

  Ahora me explico porque, cuando  Lucino el  dirigente formal del  PRI,  se ha atrevido a  lanzar alguna que otra declaración contra el sexenio federal..sale REGAÑADO.

  Con ese inmovilismo, los candidatos  azules, en la campaña que se avecina, van a retozar, como Pedro por su casa.

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