Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
21 de julio, 2011
El Fondo Nacional de Desastres nuevamente hace de las suyas: los recursos destinados a las víctimas del las inundaciones, siguen galopando por la llanura bancaria, bajo las espuelas de sus jinetes. Aquí en Tamaulipas, ninguna voz se levanta para exigirle al gobierno federal, cumpla con su obligación administrativa de soltar los recursos que no son suyos. Mientras tanto, las familias afectadas, se las arreglan como pueden.
Ningún partido, de esos que se declaran listos para el 2012, ha dicho esta voz es mía, a la hora de defender a los de abajo. Andan emocionados, ante la cercanía del evento más lucrativo del calendario electoral: la Feria del Hueso, donde senadurías y diputaciones estarán en juego. Y no crea usted que se requieren muchos méritos partidistas: en todas las siglas, la telaraña se sigue tejiendo de manera ortodoxa.
A la luz de esta lastimosa realidad, vemos como el discurso de la partidocracia, se encuentra kilométricamente alejado de los intereses mayoritarios. Pareciera que, tanto en el ámbito de la militancia, como en lo que compete al orden administrativo, existe un persistente temor a cuestionar el tortuguismo del gobierno calderonista, en materia de auxilio a las víctimas de desastres.
Pero esa excesiva prudencia que raya en la parálisis, no se limita a las cuestiones ciclónicas, sino que abarca otros rubros estratégicos, como la salud: renglón vital para el desarrollo de toda comunidad que se precie de aspirar a una vida digna. Un botón de muestra, lo constituyen las recientes declaraciones del Secretario de Salud Federal, José Ángel Córdoba Villalobos.
Sin asomo de rubor, el mencionado ministro de la salud calderoniana, acaba de declarar que el fastuoso Hospital de Especialidades que se encuentra enclavado por el libramiento de esta capital, no funcionará al cien por ciento, hasta dentro de tres años. El mencionado nosocomio fue inaugurado por el Presidente Calderón, y en esa ceremonia, que se llevó a cabo, de manera apresurada, el mandatario de Los Pinos dijo cínicamente que, a él no le gustaba poner primeras piedras, dando a entender que, lo suyo era cortar listones de inauguración.
Muy triste el papel del Presidente, pero más triste aun, el papelón de nosotros los tamaulipecos, cuando avalamos y hasta aplaudimos que un jefe de Estado venga a nuestra tierra, para inaugurar un hospital, desprovisto de personal, y huérfano del presupuesto para operar con eficacia.
Ese y no otro es el caso del célebre “Elefante Blanco”, mismo que ya forma parte de las estadísticas de salud que presume el actual sexenio federal. Estadísticas que usted y yo como tamaulipecos, sabemos que son una auténtica burla, para efectos de las crecientes necesidades de atención hospitalaria reclamadas por la ciudadanía.
Los “caballitos de batalla siguen siendo el General y el Civil; el IMSS se defiende como gato panza arriba, y el ISSSTE sigue convertido en una mazmorra de lamentaciones; olores nauseabundos y malos tratos.
En el ISSSTE solo son atendidos los recomendados de la dirigencia sindical, y eso si existe una llamada personal de Arnulfo hacia el Delegado. Solo así, porque a través de los achichincles, la cosa no funciona. Una enfermera e esa “institución”, confió a un paciente, que las enfermeras les inyectan agua a los enfermos que se quejan a gritos de sus dolores. Entre el perverso personal médico, existe la creencia que, muchos de esos pacientes solo son chiflados, y hay que engañarlos con ampolletas de agua, pues su aparente dolor, solo es psicológico.
En el IMSS, si usted tiene algún familiar trabajando ahí, pues ya la libró. De lo contrario, se las va a ver negras, pues difícilmente va a encontrar quien lo atienda como un derechohabiente se merece.
En materia de readaptación social, específicamente en lo que compete al fuero federal, las cosas, desde hace muchos años, andan de la patada. El gobierno de la república se ha desentendido olímpicamente de su responsabilidad en un rubro crucial, para resolver la madeja de la inseguridad en el todo el país.
Si usted quiere le seguimos con los temas de una política federal, irresponsable. Pero, le repito, no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre. O lo que es lo mismo, tenemos a la federación que nos merecemos, en nuestro papel de entidad, que no sabe alzar su voz. Y cuando los voceros presidenciales nos injurian desde el altiplano, agachamos la cabeza, y solo ofrecemos nuestro silencio.
Hace algunos días, cuando le preguntaron al Secretario General de Gobierno, por el absurdo y lesivo tortuguismo del FONDEN, contestó con las siguientes palabras:
-----Son más los beneficios que los daños que nos han dejado las lluvias.
Con lo anterior, estaba validando de alguna forma, el criminal burocratismo de una dependencia como el FONDEN, que depende de la Secretaría de Gobernación, y que siempre ha actuado con negligencia.
Ni una sola frase salió de esa influyente boca, para cuestionar el insensible retraso en la entrega de los apoyos para las familias afectadas por las inundaciones.
Lo dicho: existe una especie de consigna para que el gobierno calderonista no sea molestado ni con el pétalo de una rosa en Tamaulipas.
Ahora me explico porque, cuando Lucino el dirigente formal del PRI, se ha atrevido a lanzar alguna que otra declaración contra el sexenio federal..sale REGAÑADO.
Con ese inmovilismo, los candidatos azules, en la campaña que se avecina, van a retozar, como Pedro por su casa.