Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
11 de agosto, 2011
Los políticos mexicas están acostumbrados a fingir verdades y a mentir sin mirar a quien, y por lo tanto actúan en consecuencia. Sea sin comprometerse , ¿qué tal si mañana o pasado son medidos con la misma vara?. Acusan pero no dan nombres, prometen y no cumplen, planean y no aterrizan, hablan pero no piensan, ¡qué va!, si pensaran no estaríamos como estamos. En fin, son unos íconos de la simulación, de esos que el poeta Sicilia llama traidores por no respetar el valor de la palabra.
Yo digo y sostengo que los políticos nuestros de cada día siguen siendo copia fiel y exacta de aquellos que en la post revolución se dieron hasta con la cubeta pa’ tomar a sangre y fuego el pastelote llamado México. En este sentido los partidos no marcan la diferencia, simplemente confirman que el poder no tiene colores, ni patria y eso sí, muchos que manotean y hasta se atragantan.
Ha de disculpar la comparación, pero ante la jauría los mortales que seguimos siendo mayoría, nomás nos pegamos de espaldas a la pared con la esperanza de librarnos de un mordisco que puede ser fatal, o algún otro indeseado “accidente”.
Usted dirá que aunque no queramos somos víctimas de las mentiras y las fallidas y tramposas acciones de los políticos, y tiene razón. ¿Qué más daño que condenar a millones a rogar por el milagro diario de la sobrevivencia?. Ni modo que suframos por pecados no cometidos o echar la culpa al monstruo de Transilvania. Mucho menos al payaso de la pastorela que al fin y al cabo él también forma parte de las circunstancias.
Así como los padecemos, el escribidor está cierto que los políticos debieran desaparecer, pero psss cómo si a estos individuos e individuas no se les conoce forma honesta de vivir. Lo “más pior” de este cochinero es que avanzamos en ciertos aspectos, mientras los grillos habitan todavía en cavernas. Y ni modo que sea invento.
Dicho lo anterior no deja de causar risa eso de que se resolverán los problemas que por ancestrales ya son parte del triste destino. ¿Cuántos más cuántos han señalado que “ahora sí” los pobladores de la altiplanicie tamaulipeca tendrán agua hasta pa’ una alberca propia?. Claro es una exageración del escribidor, pero a eso lleva esta afirmación que por piadosa cae en la demagogia.
Por conocencia personal, el ex cuarto distrito es de aquellos lugares donde la señora que lo asiste dice por la mañana al profe: “ ¿ se lava la cara o toma café?”. Obvio, lo primero es lo primero.
Creo que fue en la época de Villarreal Guerra cuando en algo se alivió el problema. En algo, digo, porque la sequía histórica es asunto de la naturaleza que tampoco significa resignación pero sí la obligación de no crear falsas expectativas. Digo, si los mayores están acostumbrados a las mentiras, no hay que jugar con esas caras tristes ni las bocas de esos niños que solo comen polvo y en veces ni eso.
2.- Oiga, es pregunta. ¿qué habrá sucedido con la incursión de las finanzas públicas del estado en la bolsa de valores?. Recordéis que mucho se habló de enormes ganancias. Es mera curiosidá. No otra cosa.
Mientras tanto, muy buena esa del ex dirigente perredista Julio César Martínez Infante en sentido de que el PRI es una fábrica de millonarios, ladrones y corruptos. El ex dipu local y seguidor de Marcelo Ebrard descubrió lo que Einstein no lo hubiera logrado jamás. Volvemos a lo mismo, si este buen cristiano de Julio César es tan valiente que se aviente el tiro de señalar nombres y pruebas al canto, de otra forma que calle para siempre.
Por otra parte, qué culpa tiene el pobre de Luchino de quien el perredista supone que su llegada a la dirigencia tricolor es “un reciclaje en la estructura, es decir, el retorno de los dinosaurios y políticos flacos con la misma práctica arcaica del fraude que predominó en el pasado”. ¡Ah, chingá!.
En cuanto a los alcaldes “blindados” tanto es su miedo que deben ser protegidos hasta de sus sombras. Es el colmo, me cai, mientras los pobres mortales ya perdimos no solo al velador de la cuadra sino a los polis que prefieren el retiro voluntario a la graciosa huida.
Y hasta la próxima.