Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
11 de octubre, 2011
En los archivos de la historia moderna, el antecedente más remoto de una coalición, es el de echarle montón a un adversario. A finales del siglo XVIII, e inicios del XIX, los países de Europa se coaligaron contra el gobierno emanado de la Revolución francesa.
Actualmente en el país, la coalición, parece ser la nueva herramienta estructural, para adquirir el poder. Nada tiene que ver con la democracia, sino con la diversidad de sus apetitos facciosos e individuales. De algunas semanas a la fecha, el raro cosquilleo, por un gobierno de coalición, ha cobrado inusitado interés, entre personajes, cuya principal afinidad es que, van perdiendo en las encuestas, y no tienen posibilidad alguna de llegar a la Presidencia.
En México se está gestando un grupo variopinto donde coexisten igual intelectuales orgánicos, príncipes de la ultraderecha panista, izquierdistas moderados del PRD y hasta viejos representantes del anciano régimen priísta. Figuras como Carlos Fuentes, Cuauhtemoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Jesus Ortega, Santiago Creel y Manlio Fabio Beltrones, proponen cambiar las reglas del juego.
Pero, ¿Qué es un gobierno de coalición..? ¿Cómo surge..? Específicamente, los casos más sobresalientes se dan en Europa, donde los partidos ganadores de la Presidencia, no cuentan con mayoría en el Congreso. La cosa parece funcionar así: se invita a otras fuerzas políticas para participar en el gabinete, y de esta forma, sus legisladores se suman a una bancada que por si sola es mayoría absoluta, y puede trabajar de común acuerdo con el Presidente en turno.
Lo más sorprendente de todo esto es que, justamente el dinosaurio más cotizado del PRI, formado en más de medio siglo de dictadura disfrazada, hoy nos quiera sorprender con la idea de que es el demócrata más acabado de México: la dialéctica de la ambición y la coyuntura, ha operado milagros en Manlio Fabio Beltrones.
A propósito de modernidades, Manlio acaba de confesar que, en el 2006, el entonces agobiado Presidente electo de panzazo, Felipe Calderón les propuso, --en una reunión llevada a cabo en la casa de Beltrones, (sic)---- un gobierno de coalición. Y que el Presidente del PRI Palacios Alcocer, le dijo que eso tenía que plasmarse en la ley. En fin, la “propuesta”, se diluyó entre copas y bromas de tequila y wiski.
Lo raro es que el gobierno de coalición se pretenda imponer antes de los resultados del 2012, y no como consecuencia de lo que sería su colofón en las urnas.
Desde el gobierno calderonista, lo que se está mencionando es una segunda vuelta presidencial. O sea, cada quien pide lo que conviene a sus intereses, y no lo que exigen las necesidades republicanas.
Me pregunto si Beltrones pensaría lo mismo que ahora pregona, de estar en la cresta de las encuestas como lo está Peña Nieto.
Para efectos prácticos, a ninguno de los santos señores que ahora se han unido en una cruzada para salvar a la patria de la antidemocracia, les preocupa la suerte de la sociedad mexicana.
Basta con estudiar el historial de cada uno de ellos para saber que, durante décadas participaron, de una u otra forma, en un sistema gobernado por las elites: Manlio gobernó en un puño a Sonora, Creel negoció con los casinos, Cuauhtemoc hizo negocios familiares en Michoacán. Ebrard ha gobernado el DF, impulsando los negocios de sus hermanas.
Ahora, estos pro hombres, quieren un gobierno de coalición donde compartirían el poder. Y el principal impulsor de este nuevo orden, de esta revolución política, en su versión parlamentaria, es Manlio Favio.
¿Qué pensarán los gobernadores del PRI, cuya luna de miel con el poder incompartido, es disfrutada a plenitud..?
¿Le entrarán los gobernadores a la onda coalicionista, sabiendo de antemano que, dicha cultura del poder a medias, los alcanzará más temprano que tarde en sus entidades federativas..?
Ciertamente, México requiere de consensos democráticos. Pero no con los dedos apachurrados por la puerta, y al cuarto para las doce. El oportunismo político, es el arte de subordinar los principios e ideología, a la oportunidad coyuntural de saltar sobre el poder.
Beltrones pretende erigirse en el Martín Luthero del presidencialismo mexicano. Quiere pasar a la historia, como el gran reformador, pero el hábito no hace al monje.
--------ODA A LOS BURROS BLANCOS DEL POLI-------------
Como un espaldarazo político del gobernador Egidio Torre Cantú hacia el ex director del Politécnico Nacional y actual titular de educación, Diódoro Guerra, fue interpretada la sesión solemne de ayer en el Congreso tamaulipeco.
Otra de las vertientes es la exaltación de la figura política del ex presidente Lázaro Cárdenas, en cuyo sexenio fue fundado con un criterio clasista, espíritu que actualmente se ha perdido, pues los tiempos de la globalización y el libre mercado, han colocado al Poli, como una universidad, apéndice del neoliberalismo a la mexicana. Es decir, una institución que genere mano de obra barata y masificada.
Esto último es lo que están tratando de evitar, los movimientos democráticos tanto en el IPN, como en la UNAM. La reforma educativa implementada por la derecha panista, busca desdibujar toda una tradición de excelencia académica y de investigación en el Instituto Politécnico Nacional.
Los burros blancos siguen en la lucha. A propósito, el origen de este tótem educativo, es que allá en los años treintas, los jugadores de fut américano del poli, encontraron en sus instalaciones una burra blanca y la adoptaron como mascota.