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23 de enero, 2012

Yo digo y sostengo que en el PRI existen hartas ganas de mostrar que lo sucedido hace seis años fue pura y simple ficción. Sea que las elecciones  no existieron, bueno sí existieron pero nomás poquito. Ahora será diferente y si alguien lo sabe y entiende es el propio Luchino.

Será diferente insisto, con candidatos al senado harto probados en el oficio de competir por un cargo de elección. Lupita Flores y Manuel Cavazos Lerma son garantía de que las cosas serán tomadas con la seriedad debida. Nada de improvisaciones, nada de que “vamos a ver cómo nos va”. No, no y no que no.

 Hay que olvidar la llamada tenebrosa de aquel domingo por la tarde que invitaba a pintarse de azul “porque el amarillo estaba derrotado y el rojo no despegaba”, según la voz femenina que parecía surgida del meritito infierno.

Dicese que entonces Elba Esther fue la estratega del desastre bajo cuya firma el PRI caía humillado y avergonzado. Es la misma que ahora es exhibida como la más ambiciosa de las hembras cuyo poder intentó concretar convirtiendo a su hija y yerno en senadores de la república aprovechando los sueños de humo surgidos de los errores panistas. Bien que Peña Nieto se la tenía guardada, bien que está presto a cobrar la ofensa que colocó a su partido en calidad de chivito en precipicio.

Perdida la razón y desubicada de la realidad, la Gordillo podría iniciar el camino del no retorno, sea el principio del fin. Ya sabemos que con PRI no la hará y en el PAN la ven con tanto recelo como se vería a una yegua brincando cercas ajenas.  Y obvio que para la izquierda solo es referencia de la descomposición política.

Recordad que el sistema deja crecer a sus próceres hasta donde representan un peligro. Ha sucedido muchas ocasiones y no tiene porqué dejar de suceder con la dirigente magisterial. Por cierto que sin querer queriendo Pedro Joaquín Coldwell otorga severo descontón a “la ticher” Elba Esther al señalar que en política, y se entiende que en el tricolor, se premia la lealtad. Aquí entre nos, si de eso se trata no estaría mal que le den oportunidad a Luchino de figurar como candidato a una diputación federal.

El asunto es que en Tamaulipas el PRI viene por la revancha. Ni como negar que Lupita y Cavazos son triunfadores, en este sentido el tricolor no quiere correr riesgos. Hay que entender que esto es una competencia donde están en juego Los Pinos, y esto señoras, señores, no es cualquier cosa.

De manera que en esta ocasión Tamaulipas aportará lo necesario pa’ que el PRI logre la victoria y no como hace seis años que se veía el lagrimeo por todos lados. Por acá las dudas persisten. ¿Traición, exceso de confianza, descuido, falta de oficio?, o nomás ganas de divertirse a costillas de la república.

SUCEDE QUE

Como un acto de justicia está  considerado el arribo de Gustavo Torres al liderazgo del congreso local. Discreto, dedicado a lo suyo y sin ansias protagónicas Gustavo ya dio muestras de que está en la frecuencia de los nuevos tiempos. Y ni modo que sea invento.

Mientras tanto solo faltaba que Alejandro Guevara hiciera el ridículo y ya lo hizo al mentir sobre su presunta asunción a una candidatura al senado de la república. Le digo que algunos pierden fácilmente la dimensión. Y de esto el mantense tiene fama.

Por su parte no sabemos a qué  estados se referirá el dirigente del PANAL Luis Castro Obregón al asegurar que en algunos de ellos necesitarán a su partido para ganar. Por supuesto su presunción nada tiene que ver con Tamaulipas, y que por ello hable el pobrino de Arnulfo Rodríguez quien ya no sabe ni por donde se alza el porvenir.

Recientemente Pedrito Reyes Martínez fue sometido a una operación de corazón abierto. Sabemos que le fue bien y que su recuperación es perfecta para regocijo y felicidad de su familia y amigos. Pedrito es el de las mil y una anécdotas, como cuando se encontró con una gitana que le prometió quitarle la sal, “¡lo que quiero es que me quites el azúcar y te pago lo que quieras!”, respondió.

Y hasta la próxima. 

 

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