Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
3 de noviembre, 2013
Rebasan apenas el primer mes las administraciones municipales en Tamaulipas y no se ve aun un rasgo distintivo en alguna de ellas. Si acaso en Matamoros, donde están pintando vehículos oficiales y oficinas de azul, pero solo es un cambio de forma, no de fondo.
Ciertamente, es muy poco tiempo un mes y días, pero lo cierto es que hoy más que nunca, los nuevos alcaldes se han visto más emproblemados para poder entrar en acción. Por ejemplo, para poder dar de baja a los empleados antiguos, están batallando y por consecuencia, no han podido incorporar a todo su equipo.
Desde luego, ello no debe tomarse como excusa.
También argumentan que no hay dinero, que arrastran deudas heredadas de sus antecesores, que no hay elementos para trabajar. Y por eso, piden tiempo para desplegar acciones y cumplir con todo lo que prometieron en sus campañas.
O sea, los llamados “compromisos” que hicieron con la sociedad, tendrán que esperar, quien sabe por cuánto tiempo.
Hace algunos días el mismísimo líder estatal del PRD, Cuitláhuac Ortega, a quien “casi no le gusta declarar”, dijo ante los medios que los nuevos alcaldes no deberían ser “tapaderas” de quiénes antes ocupaban sus puestos, y de paso los conminó a denunciar ante las instancias necesarias todas las anomalías que encuentren.
Tal consejo será muy difícil que lo sigan los presidentes municipales, lo sabemos.
Aun y cuando los alcaldes de Matamoros y Nuevo Laredo se muestren ‘muy interesados en sacarles los trapos al sol” a quienes los antecedieron en el cargo, las fuerzas políticas superiores negociarían y es poco probable que viéramos una nueva versión de la película de Oscar Prez Inguanzo.
Ante todo esto, a trabajar con lo que hay, señores alcaldes.
Mientras llegan los recursos, en tanto puedan contratar a la gente con la que tienen compromiso, creemos que ya pasó el tiempo del acomodo.
Tienen que acercarse a las personas a y las instancias en donde sus problemas se pueden resolver, y por el bien de sus gobernados, ponerse a trabajar.
Ya fue suficiente el tiempo para lamentos, quejas y pretextos.