Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de julio, 2011
Laura Garza Galindo es una personalidad que no encaja en los perfiles de género, descritos por John Gray, en su obra: “Los Hombres son de Marte y las Mujeres de Venus”. Ella y su amiga, Amira Gómez, son mujeres hechas en la guerra política de los hombres rudos del PRI. Se identifican con los toscos varones del priísmo a la vieja usanza: auténticos titanes del legendario oeste tricolor, premoderno y dinosáurico.
Ellas nacieron de ese PRI de cinco yemas, orquestador de la sangrienta guerra sucia de los setentas y ochentas, que mantuvo la paz social, a costa de masacrar, sin derechos humanos de por medio--, a los Lucios Cabañas y a las 23 de Septiembre. Por eso le apuestan a Manlio Favio Beltrones. Son mujeres de Marte. Amazonas de combate, cuyos pantalones no son de ornato, y se distinguen por su enjundia y sus pasiones políticas .
No se limitan a su admiración por los hombres duros, sino que se identifican con ellos y buscan emularlos en cada una de sus acciones. Tal vez por eso, las recientes declaraciones de Laura, en el sentido de mofarse de Peña Nieto y de su fino “copete”.
A Peña Nieto, sus admiradoras lo han convertido en un galán de telenovela. Para nadie pasa desapercibido que uno de sus principales nichos proselitistas, se localiza entre esas damas mexicanas que sienten una atracción por el político mexiquense. De ser el próximo candidato del PRI a la presidencia, muchos de esos sufragios, van a venir de algunos suspiros entrecortados precisamente. De eso no hay duda. Pero la ley electoral, no dice nada al respecto.
Para mala suerte de Amira y Laura, el gran promedio de las féminas mexicanas, funciona en atención a lo que su mundo heterosexual percibe en el sistema mediático de masas.
A todas esas chicas, identificadas con las novelas del corazón, les podrán decir que están despolitizadas, y que intelectualmente no están a la altura del análisis, pero lo cierto es que, la televisión impone toda una cultura orientada a la imagen, como producto: una visión fundada en ciertos patrones, atados a las formas, una de ellas, la de carácter estético. Otro ángulo sería la edad de los aspirantes.
Garza Galindo habló de las configuraciones estructurales de Manlio, y de sus “conexiones de grupos”. Pero en resumidas cuentas, Laura Alicia dio a entender que está con Manlio por su dureza y porque, es rudo entre los rudos, escuela de lucha partidista, con la cual ella se identifica plenamente.
En lo personal, creo que la ex senadora priísta de Tamaulipas no aportó gran cosa a lo que debe ser una sana reflexión en torno a los dos aspirantes que actualmente se mueven en el escenario de la lucha priísta por la Presidencia de la república.
En resumidas cuentas dijo que Peña no le gustaba por el copete, y su personalidad de galán televisivo, y dio entender que prefería a Manlio por que tenía las tres efes bien pintadas: Feote, fuertote y formalote.
A mí me parece que, si queremos realmente llevar a los medios, las características de Peña y de Manlio, no tenemos porque aludir al copete ó a otras cuestiones meramente superficiales.
Hay enfoques de fondo, como es la seguridad y el empleo entre otros temas estructurales. Los mexicanos necesitamos seguridad en nuestras ciudades y pueblos, en nuestras familias; en segundo o en primer lugar, como usted lo quiera ver, requerimos de empleos y de un clima de paz social para que la pequeña y mediana empresa se fortalezcan.
En mi papel de periodista me parece que tanto Peña como Manlio han demostrado ser los priístas con más capacidad para, encabezar el segundo intento del PRI por recuperar la presidencia de la república. Ambos tendrán que desplegar sus propuestas serias ante el priísmo del país.
Pero siento que en el debate interno del PRI, militantes como Laura no tienen porque recurrir a la burda descalificación que no se ajusta a sus credenciales de ex senadora y ex diputada federal, y tantas otras perlas de su currículum.
Eso hay que dejarlo para las peleas del internet. Pero no es propio de una académica, con estatura de Rectora del Colegio Tamaulipas. Con ello, Laura Alicia está cayendo en la misma banalidad que dice criticar.
Y, en política, el que se lleva se aguanta.
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Últimamente y de manera deliberada, el Pipo y su amigo, un ex diputado federal por Mante que ya anunció su certeza de que va a ser el próximo senador por el PRI, se han dejado ver en conocidas tiendas de autoservicio.
Mientras que uno empuja el carrito, el otro echa las cosas del mandado. No se entiende muy bien el mensaje que quieren enviar, pero lo más probable es que, pretenden decirnos que están haciendo una intensa labor de equipo, de cara a lo que se avecina.
Recuerde que el Pipo es un excelente operador político. Y para que vaya a la super a comprar la canasta básica, acompañado de ese distinguido priísta, eso quiere decir que no se separan, ni para las tareas más elementales.
En otro ámbito le informo que el gobernador Egidio Torre Cantú felicitó telefónicamente al beisbolista neolaredense Pablo Ortega, que lanzó juego sin hit ni carrera, ante Las Águilas de Veracruz. Con ello, el mandatario estatal busca resaltar a lo más valioso del talento tamaulipeco. En este caso, lo relacionado con el deporte.