¿Y qué ocurrió en aquella 'cascarita'...?

Fernando Acuña

11 de septiembre, 2011

De  todos los presidenciables, Ernesto  Cordero es el más callado; el  delfín desconocido, un político  atípico que  a la luz de  la  grilla y  sus “calenturas”,   es calificado  casi, casi, como un  extraterrestre. Pareciera que por sus venas no circula  el líquido rojo  que se agolpa en las venas de las pasiones políticas.

   El descomunal reto  para este caballo  que pretende  sorprender  al más  experto de los apostadores,  es el de remontar en solo  unos meses, la  gran ventaja que le saca la yegua zaina del empoderamiento femenino, Josefina Vázquez Mota. He aquí, algunos datos de quien pretende llegar desde atrás, a la candidatura presidencial panista.

     Es hijo de Ernesto Cordero, un médico gastroenterólogo,  y de Graciela Arroyo, de profesión enfermera. Sus padres trabajaron en el sector de la salud pública. Su madre llegó a  ser Directora  de la  Escuela Nacional de Enfermería.

    Tiene solamente  una hermana, de nombre  Graciela  que es  experta en pedagogía y actualmente vive en Ensenada, donde dirige el Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo. Sus tesis se contraponen  abiertamente con  las tristes condiciones del tema, manipulado por el cacicazgo de Elba Esther Gordillo.

  Su esposa se llama Cristina Keller. Ambos se conocieron en el ITAM, cuando ella estudiaba matemáticas aplicadas. Se casaron en el 2007, y  actualmente,  cuatro años después, aun no tienen hijos. Cristina es hija de Jaime Keller, un  académico de ciencias químicas de la  UNAM.

   Cordero  conoció a  Felipe Calderón, durante  la maestría  del ITAM, en 1992. ECA,  había sido Presidente del Consejo estudiantil del ITAM. Sin embargo, fue hasta 2005 que  se afilió al PAN, y  en el 2007   inició  una participación más activa. Es decir,  el personaje que constituye el capricho de quien preside  Los Pinos,  es  el que menos militancia  tiene.

     Ernesto, cuenta apenas  con una edad panista de seis años, dos de los cuales pasaron de noche. No ha ejercido  cargos de elección popular. Pero, el primero de ellos,  es el de  aspirar a la presidencia de la república. Contrario a lo que la mayoría de sus compañeros panistas  han  hecho, Cordero pretende  iniciar, de arriba hacia abajo.

      A  simple vista,  no es un candidato  políticamente vendible. Algunas de sus prendas como  estrecho colaborador del gabinete calderonista son:  la creación del programa Oportunidades. Pero sobre él pesan maldiciones políticas como  el alza paulatina de las gasolinas.

    A  Cordero se le atribuyen los candados para el gasto de los gobiernos estatales. Por esta razón, los actuales mandatarios  de las entidades federativas, difícilmente  simpatizarían con su causa.

    En su momento,  Juan Camilo Mouriño  y  el  ex ministro de Hacienda,  fueron los dos hijos consentidos del Presidente. Al primero se le califica como “extrovertido y audaz”  y al segundo como  “sistemático y reservado”. Se dice que ambos integraron un influyente grupo, formado por figuras como  Alejandra Sota, Antonio Vivanco,  Dionisio Pérez Jácome  y Alejandro Poiré.

  A  la muerte de Juan Camilo Mouriño, Cordero  pasó a  desempeñar el rol  de “hermano mayor”, en una  familia  de poder, presidida por el autoritarismo de Felipe Calderón.

 Luego  de la muerte de Mouriño,  ECA,  dio muestras de su hermandad, usando una pulsera de tela blanca en su honor. Geli Terrazo, la madre de Juan Camilo escribió  recientemente en faceebook: “A mi me gusta Ernesto para Presidente, porque es una buena persona, de mirada clara y limpia, Juan Camilo lo admiraba…”

  ¿Serán  estas palabras, especie de testamento familiar, como  ocurrió con aquella carta, escrita por Colosio, en  la cual se  escudó la candidatura de Ernesto Zedillo..?

    La reciente  renuncia  de ECA, como  Secretario de Hacienda,  no  cuenta con la abrumadora simpatía de los mexicanos. Pero hay uno que lo quiere muchísimo,  solo uno, y se  llama Felipe Calderón. Este afecto,  se define  en la siguiente anécdota, ocurrida  en mayo del 2007:

  Se jugaba una cascarita  futbolera entre las familias más cercanas al Presidente. Sucede que Sergio Ocampo, el esposo de Josefina Vázquez Mota le metió  una  dura zancadilla  a Ernesto Cordero, cuando éste   se  enfilaba hacia  la portería.

   En ese momento, otro jugador llamado Felipe Calderón  atravesó la cancha  y le llamó la atención a gritos  a Ocampo. Aquel partido llanero terminó  pocos minutos después. La pareja de Vázquez Mota y Ocampo, se habían retirado discretamente del lugar, prácticamente  vencidos  y abochornados.

  Hoy, que Josefina  y Cordero se enfrentan,  en la cancha política, el Presidente  volverá a ser pieza clave para tumbarla a gritos…y  allanarle el camino a su consentido..?

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  El día  de ayer, se conmemoró  una década de los  violentos sucesos ocurridos  el 11 de septiembre del 2001 en el corazón financiero  de Estados Unidos. Aun a la distancia, subsisten los rumores  de que, al día siguiente  de la masacre, miembros  de la familia Bin Laden  salieron en un jet del país,  arropados  por  el gobierno de Bush.

      En el fondo de todos estos vientos de guerra en su versión del terror,  están las ambiciones  por la venta de armas y el control del petróleo. Los políticos gringos que juran con la mano sobre la biblia y tienen el nombre de dios en su moneda nacional, siguen adorando al becerro de oro.

  En otro tema, el llamado  Instituto Político Empresarial, IPE, considerado como el brazo  de la IP en el PRI, tuvo un evento en Nuevo Laredo, presidido por su presidente nacional Rafael Ranero Barrera  y  Lucino Cervantes  Durán. En dicha cumbre,  fue  ungido el  empresario  de la  construcción  José  Alberto Ramos Zapata, como el nuevo dirigente  de  este organismo en Tamaulipas. Hubo discursos de optimismo por lograr la victoria en las elecciones del 2012.