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La danza de las sospechas

Fernando Acuña

13 de noviembre, 2011

Del  2006 al 2011.Un lustro de por medio, en Los Pinos se inició  el baile de las imágenes. La primera de ellas, muestra al Presidente Calderón corbata azul, flanqueado por sus ministros de Marina y Defensa. Pasaban revista a la maquinaria  de la guerra. Arriba, en el presídium, un Juan Camilo, de figura estilizada, miraba sonriente hacia un punto indefinido del horizonte.

     Atado a las leyes del eterno retorno, aquel sexenio no crecería como una torre hacia el infinito. Los pasos  y los destinos de sus integrantes se fundirían entre sí, como una serpiente mordiéndose la cola. El tiempo circular, condenado a una danza de poder, muertes  insólitas, espesuras de verdad, y un jardín de sepulcros.  

   Nietszchiano por excelencia, Calderón no  se planteo desde un principio, la humildad como virtud, sino la fuerza y la arrogancia como herramienta. Antes que amar al prójimo, el Presidente se amó a asimismo, desde una estrategia militarista, que refutaba cualquier asomo de debilidad. Fue así  como nació el super hombre del uniforme verde olivo, destinado a cortar de tajo, el supuesto crepúsculo de un  Estado marchito, en el combate a la inseguridad.

  Hoy,  después del fatídico percance sufrido  por el  Secretario  de Gobernación  Francisco Blake,  se reedita el misterio del 2008  con Mouriño. Y  la  versión del Presidente  con su verdad oficial  de  un  nuevo accidente, a fuerza de repetirse, empieza a despedir olores  de sospechosa mentira.  

    La lógica no  encuentra salidas coherentes. ¿Cómo  es posible que en dos tercios de sexenio,  se  sucedan  dos desplomes de aeronaves, asignadas a un ministerio federal, que es precisamente el encargado de la seguridad interior de la república..?

     ¿Se puede concebir que los hombres del Estado mexicano, sean tan vulnerables a los elementos del azar..? Albert Einstein decía  que dios no juega a los dados. En mi posición personal, yo creo en dios, pero me niego a endosarle la culpa  y antes que eso, siento que algo turbio  existe, de lo cual el gobierno se niega a informarnos.  

     El mexicano  de las calles,  el ciudadano anónimo no cree en  las coincidencias de esta naturaleza. Es cuestión de que  una encuestadora realice un sondeo sobre el tema, para que nos demos cuenta que la sociedad  no está satisfecha con  las hipótesis, que luego serán convertidas en verdad oficial: la gente no se tragará lo del  mal tiempo,  ni tampoco aquello de que,  el helicóptero traía fallas. 

  Por cierto,  ya centrados en la figura del llamado súper puma, (nombre rimbombante, propio de su jerarquía en el equipamiento de la seguridad) se supo que,  en éste mismo  se trasladaría más tarde el propio Presidente. El estatus que se le confería al aparato,  era del más alto nivel. En consecuencia, es una reverenda tontería pensar siquiera en  que se soslayaron fallas mecánicas, ó  bien, errores  de su tripulación.

  La exposición del  Secretario  de Comunicaciones, Dionisio Pérez Jácome, me hizo recordar aquel juego de atari, mostrado por Jorge Carpizo para explicar la muerte del Cárdenal Posadas Ocampo.

    Según la teoría dionisiaca,  el helicóptero que trasladaba  a Blake y a siete personas más, se desvió de su ruta. Todo ello, motivado por el mal tiempo. Sin embargo, su conductor era un hombre experto, miembro de la Fuerza Aérea Mexicana. Junto con él, viajaba también, un militar especialista en el funcionamiento de la aeronave. Los tripulantes conocían perfectamente el  espacio aéreo que volaban. Bajo el vientre de aquella fiera del aire, no estaba Europa, sino la cotidiana geografía del altiplano.

  Lo cierto es que, en un lapso de  seis años, han muerto en accidentes  aéreos, tres Secretarios  relacionados con la seguridad y la política interior de la nación. El 21 de septiembre  del 2005, Ramón Martín Huerta, pereció tras derrumbarse su helicóptero. El cuatro de noviembre del 2008, ocurre la tragedia de Mouriño. Y ahora, Francisco Blake  Mora.

  ¿Qué podemos pensar..? ¿la suerte  del actual sexenio federal, está  en manos de algún maléfico hechicero..?  O bien, desde el gobierno se empeñan en ocultar la verdad de los hechos..? ¿Es decir, que dichos accidentes fueron provocados?

   Lo cierto es que, en las actuales olimpiadas de las tragedias, el PRI lleva  un Secretario General de su partido, un candidato a la presidencia, un candidato a gobernador  y  un cardenal. Mientras que el  PAN  ostenta el liderazgo con dos secretarios de gobernación, uno de seguridad, 32 alcaldes, y en suma 174 funcionarios y políticos. Esos sin contar….los “accidentados”.

-----OSCAR  PÉREZ, REGRESA A LA CÁRCEL------------

 El  alcalde porteño ahora es acusado de un nuevo delito. Se ignora si obtendrá su libertad bajo fianza. Me parece que la idea es que devuelva todo lo que presumiblemente se robó. ¿A cuánto ascenderá  la nueva cifra..? Mientras tanto, algunos  ex alcaldes como Garza Barrios,  ya escuchan pasos en  la azotea. El Contador Salmán, sigue escribiendo  versos de infernal prosa  fiscalizadora. ¿No será pariente de aquel  Salman Rushdie  y sus polémicos versos satánicos..? El Salmán tamaulipeco, es tranquilón, de rostro dulcificado. Pero su pluma contable, es más peligrosa que la sangrienta espada de Atila. Si Oscar Pérez Iguanzo, sigue pagando y regresando a la cárcel, en diciembre alcanzará almanaque, en el CERESO, como un acreditado cliente.

 Mañana, (dm) les platico, lo de la feria.

 

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