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Crónica de lo cotidiano

Fernando Acuña

16 de noviembre, 2011

Llegamos a las nueve..ya había varios sentados.

 ----¿De que las va a querer?, me preguntó la mujer del delantal blanco, mientras las otras amasaban y  las iban poniendo en los comales. La verdad no recuerdo cuantas pedimos. Las mías no fueron muchas. En fin, la mañana era joven. Iban llegando clientes:

 ---Está ocupado..?----Claro que no, siéntese, siéntese…Mujeres con sus bolsas, niños paleta en boca, noviecitos. Toda una democracia de apetitos  confluíamos  ahí bajo la convocatoria invisible de llenar la panza. 

Una muchacha obesa, de  falda roja y pómulos rosados tomaba los pedidos. La caja registradora replicaba con su voz   de acentos metálicos,  condenada a su destino cotidiano de billetes andariegos y  morrallas.

---¡ Se cobra por favor..!

Era aquello, el  escenario de la comedera. Algunos  esperaban parados  a que se desocuparan lugares. Otros buscaban las servilletas. Aquellos, enfadados  repetían  la orden de la quesadilla que no les habían servido. Nos mirábamos silenciosos y acechantes, mientras las mujeres  regordetas y  dinámicas, meneaban presurosas, como una infantería movilizada en la trinchera de los guisos.   

 En medio de todo aquello, algún cliente alcanzaba a descubrir las antenas inquietas de alguna cucaracha en plena fuga. Pero nadie denunciaba porque era como desafiar al poder establecido. Estábamos frente a la manipulación de las otras masas..( de la maseca) y de su dictadura.

----Quien tiene el papelito 23, saleeen cuatro de moleee.  Nada parecía alterar aquella galaxia de revoltijos, cochinitas y demás tentaciones. De pronto vi al muchacho acercarse hasta nosotros. Entre 10 y 12 años. Traía el pelo rapado, descalzo, la camiseta con un extranjerismo ennegrecido, miraba de ladito, pero sereno, sin rastros de humildad en el semblante.

----¿Me invita un taco..?

 El chavo no imploraba, ni siquiera demostraba emociones. A juzgar por sus gestos endurecidos   e insensibles, se había graduado ya con algunos honores, en la  escuela  de las calles sin nombre. 

Ahora estaba ahí, frente a nosotros planteando la pregunta como un trámite normal  y rutinario, en las orillas inmutables de su subsistencia. No sentí compasión por él, pues lo hubiese ofendido. No era eso lo que él quería de mí. Le pagamos el almuerzo y el refresco. Salimos a la calle, respirando el aire de un país, moralmente  jodido. Una nación herida, de entrañas convertidas en un haz de silencios. 

Vinieron a mi mente palabras fundacionales; nuestro himno nacional, por ejemplo: canto de guerras, de laureles  y de honores. Pero  hacen falta estrofas que incluyan hospitales, cárceles, indigentes  y hasta los mismos manicomios.

Tenemos que escuchar la otra canción que  nos afanamos en excluir; el teatro puntual  de lo desagradable: enfermedades, barrotes, gestos de abandono,  girando en el torbellino neoliberal del gran mercado.   

Aquel muchacho salió poco después con algo de alimento en el estómago. Sus pies descalzos  se perdieron en los laberintos de un país sin respuestas. Estaba solo. Le quedaba su piel y los girones de ropa macilenta, como banderas vagabundas,  abrazadas a la aventura terminal, donde lo esperaría, con cierta suerte el subempleo, ó en  peor  caso, la violencia como oferta laboral, sin condiciones. 

Ya no lo volvimos a ver. Pero todos los días, su patrón vivencial se reproduce. Es el símbolo de una nación que  se alimenta, poco a poco, de rencor social, de revanchismo, de desesperación..

….Y  de indignados.

-----ZAFRA   INFORMATIVA-----ZAFRA  INFORMATIVA----ZAFRA  INFORMATIVA----

Hasta  éste martes, quince  de noviembre los organizadores de la feria, habían contabilizado, 121 mil, 846 asistentes. Se perfila  aquí, la provechosa estrategia  del ganar-ganar. El gobierno del estado, obtiene ingresos y  al mismo tiempo,  brinda a los tamaulipecos, agradables espacios de esparcimiento…tema muy distante son las declaraciones  de funcionarios de la Secretaría General de Gobierno, resaltando la enorme importancia de las fuerzas  castrenses en Tamaulipas. De acuerdo a lo planteado por el ala de la política interior  en el estado, la población ve con muy buenos ojos la presencia del ejército y de la Armada. Todo ello se deriva, desde luego de los convenios suscritos por  el ingeniero  Egidio Torre Cantú con  el gobierno de la república. El fruto son 22 municipios tamaulipecos, con presencia  de dos mil 290 elementos militares. Egidio está sacando adelante el reto. Sin duda, el tema  estará presente en su Primer Informe gubernamental, a llevarse a cabo éste domingo 27 de noviembre.  Para concluir,  se sabe que  el Secretario  de Finanzas Alfredo González Fernández,  sigue trabajando en equipo con los alcaldes, lo cual fructifica en que la actual geografía tamaulipeca, cuente con  43 administraciones municipales altamente responsables, en el saneamiento y  el manejo de sus dineros públicos.

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