Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
10 de diciembre, 2013
La creencia popular, de que desde el gobierno se creó el mito del monstruo llamado “chupa cabras”, o que desde ahí también se planeó el impacto de la influenza humana, ha sido fomentada por las redes sociales e impulsada desde hace años, por los enemigos de todo aquello que huela al sistema que nos gobierna.
Hay algunos, afortunadamente los menos, que están convencidos de que eso es cierto.
A Dios gracias, las grandes mayorías de este país, no creen en esas absurdas teorías, pero en cambio ve con tristeza que si bien la maliciosidad gubernamental no llega a tanto como para crear monstruos o enfermedades, si le da para idear discusiones de temas trascendentales en fechas en las que las grandes mayorías andan totalmente distraídos.
Les digo esto, porque a sabiendas de que los ciudadanos comunes no somos tomados en cuenta para discusiones, votaciones o aprobaciones en las cámaras legislativas, nuestros supuestos representantes populares se han dado vuelo trabajando horas extras.
Y tan afanados algunos, que hasta se sabe que han rentado habitaciones en hoteles cercanos a sus cámaras para no perder tiempo en traslados, por aquellos de los bloqueos y lo que hoy llaman “cerco”.
Todo se acomodó para que no se volviera a repetir el circo mediático que se dio cuando la aprobación de la Reforma Hacendaria, de la que todo el país habló, y fue tema de debate en todo el país.
La reforma político-electoral, pasó de noche, aun y cuando era un tema que mayúscula trascendencia para México y su sociedad.
Y por el mismo camino va la discusión de la reforma energética.
Apagada, sofocada y a media luz. Sin grandes análisis, ni en medios, ni en escuelas, ni en oficinas y centros de trabajo.
Y hay una explicación lógica a todo ello.
Resulta que en el calendario legislativo se acomodaron esas importantes discusiones, en las fechas en las que más de medio país está pensando solo en fiestas, en posadas y regalos, y fechas en las que no habrá tiempo de cuestionar votaciones de legisladores.
Abusados ellos, que votaran como les ordenen sus “jefes políticos” y no se molestaran en voltear a ver qué opinan sus electores.
Como en política no existen las coincidencias, habrá que ser mal pensado y llegar a concluir que, efectivamente, a los genios del sistema político mexicano no se les da tanto como para crear al “chupa cabras” o al virus de la gripe humana, pero si son hábiles para hacer cambios de fondo en momentos en que todos estamos descuidados, pensando, ilusamente, en Santa Claus.